Capitulo 24.

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JESÚS OVIEDO- ▪Martes 23 de Enero.
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Ella ríe mientras camino con su cuerpo sobre mis brazos por el paseo marítimo a la vez que un corto y fino vestido azul marino cubre su hermoso cuerpo de piel pálida. Bajo las escaleras tocando la arena y encoge los deditos de sus pies extrañada al sentir la arena bajo su piel.
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-¡Qué guay! -dice emocionada.
-¿Te gusta? -pregunto embobado con sus ojos.
-¡Sí! -responde riendo.
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La abrazo por la espalda, camino detrás de ella en la misma posición hasta la orilla del mar que refleja una hermosa luna.
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-El mar -susurra asombrada.
-Te ves hermosa bajo la luna. -susurro embelesado con su sonrisa.
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Su aroma a coco se ha fusionado con el olor salado que deja el mar, ella se eriza bajo mis dedos cuando acaricio la piel de sus brazos. Hace frio pero ella no se queja pese que tan solo lleva un vestidito de tirantes.
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-¿Cuándo regresamos? -pregunta buscándome con sus manos pese que estoy cerca de ella.
-¿Ya quieres irte a casa? -digo nervioso.
-No profe. -bromea
-Cuando regresamos a la habitación. -aclara.
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Sonrío colocando un poco de la seda que tiene por cabello detras de su oreja, mis pulgares se mueven por el mar de sus pecas palidas a juego con su tez y beso sus dulces labios haciendo que se entrabran sobre los mios, mi lengua choca con la suya y siento como la fuerza de mis músculos se reduce a la nada cuando estoy con ella.
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-Pues venga muñeca, a la habitación. -digo cogiendola como un saco.
-¡Jesús! -grita riendo.
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Sonrío al escuchar su risa, camino hasta el hotel mientras todos me miran y la bajo cuando estamos en el ascensor del hotel.
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-Jesús. -susurra mientras sus mejillas toman un color rojizo.
-¿Qué ocurre? -susurro moviendo sus labios con mis pulgares.
-Gracias. -dice susurrando.
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Sonrío ante sus palabras y dejo un corto beso en sus labios tras un: gracias a ti por seguir conmigo.
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-Contigo me siento viva, sé que jamás te veré pero sé que jamás nadie me hará sentir así. -dice mirando al suelo. °
La estrecho entre mis brazos, mientras mi corazón se encoje ante sus palabras, muerdo el lóbulo de su oreja cariñosamente y voy a inspirar su olor a coco cuando el ascendor se abre ¿no había otro puto momento para que se abran estas puertas? Salimos y la guío hasta la habitación, ella bosteza cansada, pero agarra mi mano para que me siente cerca de ella. °
-Bañate conmigo. -susurra poniendome nervioso...
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[CONTINUARÁ....]

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