Te cuidaré

Capitulo 60

-JESÚS OVIEDO- •Miércoles 13 de Febrero.
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Camino por los pasillos de la zona de música de esta gran Universidad buscando mi clase. Suspiro cansado cuando al fin la encuentro y escucho una melodía desde dentro. Abro un poco la puerta y la veo. Su cabello ondulado adorna a sus carnosos labios color coral, sus dedos se deslizan por el piano muy suavemente mientras toca "All of me" -John Legend. Canto la canción casi susurrando pero sin darme cuenta el tono de mi voz aumenta mezclándose con la melodía del piano. Cierro la puerta, mientras la letra de mis labios y la melodía de sus dedos se mezclan como tanta veces hemos hecho con nuestros cuerpos. Ella me mira al acabar, sus ojos están cristalinos a la vez que siento como tiembla ante mis ojos: sigue siendo mi muñequita asustada.
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-Hola. -es todo cuanto puedo decir.
-Cuanto tiempo. -susurra con un hilo de voz.
-¿Mia o Emily? -pregunto.
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Se encoje de hombros poniéndose en pié, me mira de arriba a abajo dando pequeños pasos hacia mí. Me mira a los ojos haciendo que me pierda en sus ojos, otra vez el mar de su mirada, ese mar en el que se ahogaría hasta el más experto nadador.
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-Eres toda una mujer. -susurro.
-Seis años dan para mucho.
-murmura.
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Coloca los dedos de su mano derecha sobre los pelos de mi barba y la acaricia como solía hacer.
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-¿Eres tú? -susurra.
-Bueno... soy Jesús con casi treinta años. -respondo nervioso.
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Ella sonríe, se acerca a mi frente pegándolas pero se aleja rápidamente. °
-Vuelve. -susurro.
-Vete, vete otra vez. -ruega.
-Muñeca, pasó hace seis años y no sé si fuí yo.
-¡Fuiste tú! -acusa.
-¿Cómo lo sabes?
-¿Qué lobo vendría a mi búsqueda? -pregunta.
-Joder, seis años Mia, seis años rogando verte y ahora esto
. -Llevo seis años sin dormir una puta noche entera, soñando contigo y tu lobo. -llora pero está seria.
-¿Dónde está Mia? -pregunto asustado.
-La maté, Mia murió, yo soy Emily Oliva. -dice segura.
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Se dirige a la puerta para irse pero mis palabras la frenan.
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-Sigues siendo mi niñita asustada, sabes que caerás en mis brazos. -digo seguro.
-Emily Oliva no le teme a un hombre y muchísimo menos a ti. -contraataca.
-Emily me cae mal. -ataco.
-A Emily le encanta que le caigas mal. -finaliza dando un portazo.
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Le doy una patada al banco del piano suspirando y río.
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-Joder, está igual de hermosa y cabezota. -digo riendo...