Te cuidaré

Capitulo 38

-JESÚS OVIEDO- ▪Jueves 21 de Mayo.
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Ella ríe ante mi broma y sonrío observándola. Esta tumbada sobre mi sofá con su cabeza apoyada en el brazo del sofá y sus pies sobre mi regazo, realmente llevamos así horas, pero se está demasiado bien aquí junto a ella y su risa.
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-Mi hermano vendrá en poco ¿no?
-Lamentablemente sí, nena.
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Me tumbo sobre ella apoyando mi cabeza sobre sus pechos dejando el peso sobre su cuerpo de porcelana.
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-¿Qué tal con ese niñito? -digo celoso.
-¿Cuando vas a dejar tus celos por Mario?
-Ese niño quiere algo contigo. -aseguro.
-Le gusto, pero solo se quedó en varios besos.
-¿¡Varios!?
-Si, tú no estabas y él siempre estaba, es demasiado tierno conmigo.
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Me aparto de su pecho regreso a donde estaba antes, la sangre me arde mientras muero por gritale un par de cosas a ese mocoso.
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-Parece que tus celos llegan a más. -dice tocando el sofá para reincorporarse.
-Ese niño quiere que te fijes en él y me dá rabia, no quiero que te enamores de ese mocoso.
-Estoy enamorada de un capullo de veintitrés años, que está celoso de un niño de dieciséis. -dice seria.
-Ese niño aparenta ser un ángel pero no lo es ¡quiere alejarte de mí!
-¿Acaso crees que lo logrará con varios besos? -pregunta mirando al suelo, no sabe donde estoy.
-¡Sí! Seguro que besa mejor que yo.
-¡No besa mejor tú! No tengo sus huellas en mi piel como tengo las tuyas. -dice suspirando
-¿Ves lo que logra? Ya nos estamos peleando por ese mocoso.
-¡No lo llames así! -suspira.
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El timbre suena y maldigo en silencio ¿el puto Cameron no tenía otro momento en que venir? Abro y él se ríe al ver el ambiente.
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-¿Hermano? -dice ella seria.
-¿Nos vamos? -ofrece él.
-Sí, no vaya a ser que venga el mocoso de mi amigo. -dice con reproche.
-Nena, perdóname, se me han ido los celos. -digo mientras Cameron la lleva a la puerta.
-Ya me verás en el show ¿o tampoco vas a venir porque viene Mario? -pregunta seria.
-¡No joder! Claro que voy nena, sabes que estaré allí el primero. -digo desesperado.
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Finalmente Cameron se la lleva a casa, cierro la puerta y me deslizo sobre ella sentándome en el suelo.
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-¡Joder! Tenía que ser un mocoso el que se meta por medio, no habrá tios a los que pudiera darle una paliza y alejarlos de ella, no que va, ¡un mocoso de dieciséis años! -digo suspirando desesperado...