15. No soy malo, soy realista

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Patricio

En el autódromo, giro mi vista y veo a Katerina gritarle a los coches como buena porrista.

¿Cómo accedí a esto?

Las lágrimas de una mujer, las lágrimas... mejor lo admito, me obligó.

—¡Tú puedes, corre, corre Charlie! —grita y salta agarrándose de la barra de las gradas.

—Se llama Carlos —le aclaro.

—Pues Charlie suena mejor —exclama altanera—. Por cierto, tu hermano está bien guapo. —Mueve las cejas.

—Déjate de bobadas. —Me acerco agarrándome a las barras también—. ¿Por qué estabas llorando?

—No te importa. —Rueda los ojos.

—Claro que no me importa. —Le soy sincero—. Pero si me sigues hasta aquí, necesito una excusa.

—¡Cállate! —Me mira mal—. Y dile a tu hermano que también iré a tu casa.

—¿Qué? —Levanto una ceja y la observo sorprendido.

—Tú calla y obedece.

—No soy tu sirviente. —Entrecierro los ojos.

Se me acerca y apoya sus manos en mis hombros.

—Por favor, Patrick, te prometo que solo será esta noche.

—Ni esta noche, ni nunca. —Le agarro las manos y la aparto pero en un movimiento rápido, se tira sobre mi pecho a abrazarme—. ¡Déjame en paz!

—¿Vas a abandonar a una chica en problemas? —Se aferra a mi cuerpo—. ¡Eres tan malo! —Levanta la vista y me mira—. Y me encanta.

—¡Déjame en paz, chica pervertida! —La alejo—. Y no soy malo, soy realista —comienzo a reprenderla—. No puedes ir a la casa de un chico, que encima apenas conoces y además, sin avisarle a nadie ¡Estás loca!

Se cruza de brazos.

—Vale, le avisaré a alguien.

Okey, yo soy el que perderá la cabeza, no puedo con esta demente, no entendió nada de lo que le dije. Es caprichosa, no tiene remedio.

Herencia Ricoy (R#10)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora