Patricio
Al fin voy a irme, voy en dirección a buscar mi mochila a mi pupitre y me detengo al encontrar a Katerina sosteniendo esta con la cabeza allí, sentada en mi banco.
—Tierra llamando a la chica pervertida, eso es mío.
Mantiene la cabeza en mi mochila y se oyen sus sollozos, luego la levanta chillando.
—¡¡Félix me odia!! —Su cara está llena de lágrimas—. ¡¡Malvado, prefiere a la huérfana!!
Bufo.
—¿Por qué me meten en estos líos? —Hago una pausa y procedo a preguntarle—. ¿Qué hiciste esta vez si se puede saber?
Baja la cabeza tímida y hace que sus dedos índices se toquen entre sí mientras piensa.
—Yo le dije unas cuantas verdades a Tatiana. —Frunce el ceño y vuelve a sollozar—. Delante de Félix, qué estúpida.
—¿Cuál es tu problema con Taty? Qué yo sepa nunca te ha hecho nada malo. Es más, creo que te tiene demasiada paciencia —opino.
—¡¡Se roba a mi madre!! —grita furiosa.
—Qué posesiva y celosa —digo sobresaltado—. Baja esos sumos, deberías ir a yoga.
—¡¡No!! —Infla los cachetes como una niña pequeña y caprichosa.
—¿Te das cuenta que si sigues así te quedarás sola como un hongo?
Entrecierra los ojos.
—Te escucho.
¿Por qué tengo que hacer de consejero? Ya me cansé, yo solo quería dormir, alguien me lo hace a propósito.
Bufo.
—Primero y principal, seguro le dijiste un montón de cosas horribles a Tatiana.
—Sí ¿Y? —Alza la mano y apoya su barbilla allí, me oye atentamente al parecer.
—¿Con qué necesidad?
—¿Con cuál va a ser? —Levanta una ceja—. ¡Dah! Para molestar, que se sienta mal.
—¿De qué te sirve?
—Pues... —Se lo piensa, pero no se le ocurre nada—. ¡Para hacer que se sienta mal! —repite.
—¿Para qué? —Sonrío.
—¿Cómo qué para qué? —Se sonroja—. Ya te lo dije.
—¿Qué ganas con eso? ¿Acaso tu madre te presta más atención por aquello?
Mueve los ojos confundida.
—¿No? Ni siquiera se entera.
—¿Cuál es el propósito de tu odio? No tiene justificación —explico—. Si realmente te robara a tu madre como dices, ¿no crees que le hubiera dicho todo lo que le has hecho para beneficiarse?
—¡Ay, cállate! —Se revuelve el cabello—. ¡Me confundes!
—Sabes que estoy en lo correcto y no lo quieres aceptar, aunque supongo que viniste hasta mí, porque querías que te lo dijera. —Levanto el dedo alegre—. Y la solución que quieres es: discúlpate con Tatiana, o Félix no te verá a la cara nunca más. Listo, problema resuelto, ya puedo irme a mi casa a dormir. —Alzo la mano—. Dame mi mochila —expreso seriamente.
Hace puchero.
—No, mi orgullo. —Se abraza a esta—. No hemos terminado de hablar.
—¿Qué más quieres que te diga? —Bufo otra vez, ya me estoy cansando, más de lo normal.
Alguien que me dé más paciencia de la que tengo, y a pesar de todo es mucha.
—No quiero disculparme ¿Y quién me asegura que Félix no va a seguir enojado?
—Primero asegúrate de que Tatiana te perdone y segundo, es Félix, por favor, es muy buena persona como para no dar segundas oportunidades. Lo conoces y lo sabes.
Sonríe y luego baja la vista.
—Gracias. —Sus mejillas se ruborizan—. Patrick —me llama.
No soy Patrick, Señor Paciencia llámenme.
—¿Qué? —Suspiro.
—Creo que me he enamorado de ti, qué boba, ¿no?
Me quedo tildado. Ay, no, ahora sí que no me salva ni la paciencia.
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Herencia Ricoy (R#10)
Teen Fiction"La Herencia viene en muchas formas, sobre todo en un Ricoy". [Por culpa de un Ricoy #10] Por: Viviana Valeria V.