Herencia Ricoy (R#10)

37. Mejor mátenme a mí

Félix

He golpeado a Elías ¡¿En qué estaba pensando?! Soy idiota. No voy a mentir porque es obvio que se lo merecía, pero yo no soy así. Miro su banco, no ha venido a clases, se ha fugado de la primera hora.

Qué astuto.

Bufo pero luego me pongo nervioso, Tatiana se levanta de su pupitre y camina hasta mí.

—No debiste hacer eso —me dice y yo levanto la vista—. Mira si hubiera venido un profesor de verdad o si te golpeaban a ti. —Suspira—. Qué decepción.

—Taty...

—No he terminado. Para tu información y que te quede claro, Elías no agredió a Katty, él solo me defendió a mí, porque ella sí iba a golpearme. —Se gira—. Piensa antes de actuar.

Reacciono rápido, me levanto de mi asiento y la agarro de la mano, deteniéndola.

—Taty, lo siento, yo no soy así, no te enojes conmigo, por favor, me muero si me odias.

Se gira a mirarme y se sonroja.

—No te odio, pero no me gustó lo que hiciste y sentí que tenía que decírtelo. —Se suelta—. Yo que tú me disculpo con Elías, no conmigo. Se veía muy enfadado.

—Con... ¿Con Elías? —Bajo la vista, pero luego frunzo el ceño—. No voy a disculparme con ese tipo.

—Pues entonces todo terminará mal —aclara—. Y lo digo desde el punto de la lógica.

De repente la puerta del aula se abre y el nombrado hace presencia. Elías entra y se sienta en su banco. El golpe es notable en su rostro, se encuentra debajo de su boca. Está serio, tanto que da miedo. No me acobardo, pero no voy a disculparme. Menos ahora.

—Elías. —Taty se le acerca y me hierve la sangre.

Siento que voy a matarlo.

Ay, mamá, mejor asesínenme a mí. Vuelvo a sentarme en mi banco y suspiro. Apoyo la cabeza en el pupitre y susurro.

—Mátenme.