80. Salvaje descontrol

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Tatiana

Me acerco al rostro de Félix, lo agarro de ambas mejillas, para acto seguido unir nuestros labios. Él enseguida reacciona y me corresponde, aunque segundo después me aparta.

Me sonrojo avergonzada.

—¿Qué? ¿Qué hice mal?

—Tú... tú nada —expresa nervioso y parece que tiene calor—. ¡¡Voy a explotar!! —Se cubre la cara.

—¡¡Pues no explotes más!! —Me enfado—. ¡¿Por qué te detienes?!

—No sería correcto. —Me mira de reojo, evitando observarme mucho, pero puedo notar que su rostro muestra todo lo acalorado que se encuentra, como si estuviera dentro del mismísimo horno. Se cubre los ojos con una sola mano y agrega—. No sé cómo controlarlo cuando estoy contigo, menos ahora.

—Pues si no lo averiguas, nunca lo vas a saber. —Me levanto enojada de mi asiento, me giro para irme del comedor, pero de repente agarra mi mano y entonces lo miro frunciendo el ceño—. ¿Qué?

—Taty. —Se inclina al pararse en frente de mí y confiesa—. Te amo.

Me sonrojo y me agarra desprevenida cuando me besa, pero segundos después reacciono, entonces lo abrazo, rodeando mis brazos alrededor de su cuello. Puedo sentir su respiración agitada, el calor que emana de su piel. Rápidamente agarra su mochila, entonces nos vamos a mi cuarto. Al cerrar la puerta, se saca la remera, por eso me muerdo el labio inferior, mientras estoy sentada en la cama. Lanza la mochila a un costado, luego se tira sobre mí. Me besa de nuevo y con ferviente deseo se deshace de mi top. Esto es un salvaje descontrol y me encanta.

El calor se nota en la habitación, la ropa se quita como si no existiera, el sudor comienza a emanar de nuestros poros y solo queda nombrar nuestra pasión. Félix toma el preservativo que estaba en su mochila y luego nos fundimos en uno solo, puedo ver las estrellas, sin más nada que aclara.

A la mañana siguiente, despierto y me duele el cuerpo, entendí perfectamente a que se refería con su control, de todas formas no me arrepiento, yo también lo amo. Lo observo mientras duerme, es tan bello, luego reacciono al oír la puerta. Lo olvidé por completo ¡Papá! Estamos perdidos.

Herencia Ricoy (R#10)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora