Herencia Ricoy (R#10)

59. Regresa a la realidad

Katerina

Voy por el pasillo hasta que al fin encuentro a Patricio, su mirada de molestia es evidente, así que sonrío.

—¿Creíste que podías escapar de mí? Chico Virgen —enfatizo en el apodo que le inventé.

—No escapo de ti, huyo de tu locura —expresa seriamente.

—¡¿Por qué estás en mi contra?! —me quejo—. Pensé que ya estábamos mejor.

—Me gusta la paz y la tranquilidad. —Bufa—. Y tú definitivamente, no me traes eso.

—Por supuesto que no. —Revoloteo las pestañas—. Yo traigo energía a tu vida.

—Pues no la necesito.

—Tu personalidad apesta, no sé lo que veo en ti, serán tus ojos, porque todo lo demás no tiene sentido. —Miro su entrepierna—. Además ni siquiera conozco lo que tienes ahí, en tu pantalón, solo puedo imaginarlo, no vale. —Me muerdo el labio inferior.

Se sonroja y grita.

—¡¿No puedes pensar en otra cosa?! —expresa irritado—. ¡Todo no se basa en sexo!

—Para mi libido sí. —Alzo las manos—. Y como este último tiempo estoy sola, tú sigues en la lista.

—¿No aprendiste nada de que te engañara Vincent? —Cuando nombra al profesor me sobresalto—. ¿Cuál es el punto de seguir con lo mismo?

—¡Es diferente! —grito nerviosa.

—Yo solo veo las mismas actitudes, no hay nada distinto en lo que dices, cometes los mismos errores.

—¿Te burlas de mí? —Presiono los dientes.

—Regresa a la realidad, por más que tengas la libido alta como dices, piensa antes de actuar, ¿o acaso ves a Félix comportándose de esta manera? Tómalo como ejemplo. —Se gira—. Ya me voy.

Veo como se retira ¡Ag, estoy rabiosa, necesito descargar mi ira con algo! Avanzo por el pasillo y por casualidad me cruzo con la profesora de arte.

—¿Esos son los bocetos de Tatiana? —le pregunto viendo el estilo inconfundible de sus dibujos.

—Oh, sí, iba a llevárselos, le diré cual quiero para la exposición.

Sonrío.

—No se preocupe, yo se los daré.