Herencia Ricoy (R#10)

19. Arrebato satisfactorio

Patricio

No sé qué le pasa a mi hermana, pero le ha dicho tantas cosas sobre mí a Katerina, que me da ganas de tirarme por una ventana.

¿Dónde quedó la ley de hermanos y la lealtad a la familia? Así no se puede vivir.

Corro a la casa de Félix y una vez que creo estar seguro me relajo. Exijo paz alguna vez y creo que al fin la obtuve.

O eso espero.

Estoy sentado al revés en el sillón de mi amigo con un cigarro sin encender en la boca.

—Mi padre me matará si te ve con eso, tíralo. Va a pensar que yo también fumo ¡Y no es así! —ordena el rubio.

—No seas aburrido, ni lo encendí. —Me río.

—Piu, piu. —El hermanito de Félix aparece corriendo desde la cocina y me arrebata el cigarro—. ¡Le diré a papi! —le dice a su hermano mayor y se va corriendo.

—¡Ay, no, regresa aquí! —Este lo sigue y yo me quedo solo en el living.

O eso creo.

Visualizo unas hermosas piernas mientras estoy al revés.

—Hola, Patrick.

¡Ay, no! La acosadora no.

Me levanto y la miro enojado.

—¿Qué quieres, Katerina?

Me empuja y vuelvo a caer sobre el sillón. Aunque esta vez ella se sube sobre mí.

—Un pajarito me dijo que todavía no has debutado. —Se acerca a mi oído—. Llámame Katty —susurra sensualmente y su mano baja a mi pantalón.

¡Ay, estoy perdido!

—¿Quién te dejo entrar? —Detengo su mano poniéndome serio y ella ríe.

—Patrick ¿Todavía no sabes que tengo llaves de aquí? —Se relame los labios—. ¿O es que acaso no recuerdas el encuentro del baño?

—Recuerdo bien. —Frunzo el ceño—. Pero me tienes cansado.

—Mejor. —Se acerca a mi boca—. Ríndete y te cansarás de una manera más satisfactoria —susurra en mi oído—. Déjame enseñarte. —Se me eriza la piel, pero logro quitarla de encima—. Qué malo.

—Yo me largo.