Herencia Ricoy (R#10)

55. Bonito de su parte

Katerina

Me como un cono helado de menta, mientras me mantengo sentada en la vereda. Miro un segundo al raro que me lo regaló, el cual observa al cielo estrellado sin prestarme atención otra vez.

—¿Tú qué estás pensando? Siempre contemplas al cielo como si de una nave espacial se tratara —me burlo pero me ignora, así que frunzo el ceño—. Chico Virgen, te estoy hablando.

Gira su vista a mirarme enojado y me deleito con ese doble color en sus ojos.

—No me llames así, encima que te pagué el helado ¿Acaso tienes algún problema con eso? ¿Por qué no respetas las decisiones de los demás?

Me relamo los labios sintiendo la menta con la que me manché.

—No cuando se cruza en mis objetivos.

—No voy a acostarme contigo, Katerina.

—¿Por qué no? —Hago puchero—. Cobarde. —Saco la lengua.

—No tiene que ver con eso, no voy por ahí, acostándome con cualquiera porque sí.

—Yo no soy cualquiera, soy la princesa Katerina Wallas. —Muevo mi cabello haciéndome la diva.

Aunque ya sé que lo soy.

—Ni aunque fueras de la realeza. —Rueda los ojos.

—¡Pero!

—Deja tus caprichos —dictamina de manera severa.

—Son todos unos idiotas ¡Y te incluyo! —Me enfado y muerdo mi último pedazo de cucurucho.

Voy a lloriquear como boba.

—En vez de hacer berrinches como niña pequeña, por qué no intentas arreglar el problema —me aclara.

—¿Qué tengo que aclarar?

Levanta un dedo.

—Primero, decirle a tu papá dónde estás, a que seguro aún no le has avisado —Mueve el segundo dedo—. Segundo, hablar con tu mamá, hagan las pases —indica con el tercero—, y por último, si Vincent te usó, entonces no vale la pena ¿Para qué seguir llorando por él? —Me sonríe y me quedo tildada observándolo—. ¿No eras acaso una princesa? Pues la realeza no necesita a gente de esa calaña, ¿verdad? ¿No lo piensas así?

Me sonrojo y bajo la vista ¿Quién es este tipo? ¿El príncipe de la sabiduría? Eso fue muy bonito de su parte.