Herencia Ricoy (R#10)

Epílogo II

Katerina

Meses después.

Una sonrisa se forma mientras me miro al espejo, muevo mis cabellos rubios y me hago los bucles con la planchita. Me observo el camisón rojo y doy un giro, para luego pasarme el labial por mi boca. Apoyo las cosas sobre el tocador y acomodo mi deshabillé. Estoy hermosa y lista para la acción.

Camino saliendo del baño, hago una pose sexy apoyando mi espalda sobre el borde de la puerta y lo llamo.

—Patrick. —Revoloteo mis pestañas de manera coqueta—. ¿Patrick? —Miro para todos lados el cuarto del hotel—. ¿Dónde estás?

—Aquí. —Veo que levanta su mano al costado de la cama desde el suelo—. Me caí.

Me río.

—Qué bobo.

—¡No me insultes y ayúdame! —grita.

—¿Te lastimaste? —Me acerco y lo auxilio intentando levantarlo—. ¡Ay, qué pesas! —Bufo, pero logra sentarse en el colchón.

—¿Tú qué crees? —responde tarde por estar adolorido.

—Creo que necesitas una enfermera. —Subo sobre él de manera sensual y le muestro mi escote, entonces se sonroja—. Dime, Chico Virgen ¿Quieres un poco de esto? Déjame curar tu problemita.

Y el mío también, ya que hace tiempo que no tengo sexo por su culpa, mi libido está que explota. Ahora entiendo cuando Félix se echó el hielo entre sus pantalones.

—Patrick, eres mi karma —susurro cerca de sus labios—. Ayúdame a calmar el fuego que hay mí. —Lo beso y me corresponde.

Soy una llama que se expande, no puedo evitarlo, necesito más, mucho más.

Abro su camisa y de repente me detiene agarrando mis muñecas.

—Tú no quieres hacer el amor, tú quieres violarme —me acusa y entonces me río.

—Vale, vale, me apresuré mucho, ya me calmo.

Sonríe.

—Así está mejor.

Nos besamos de manera ferviente y al fin consigo lo que tanto deseo, hacer el amor con el chico que siempre he anhelado.