Cap 1: Él se ha ido.

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(Capítulo Editado)


—¡Percy! —el grito desesperado desgarró un precioso y perfecto atardecer. Las lágrimas brotaban sin control logrando opacar el hermoso gris tormentoso de sus ojos —¡No! ¡Por favor! ¡No! —el dolor sucumbía ante la pérdida de una vida.

—¡Annabeth, debemos irnos! —intentó la castaña sabiendo que sería en vano, Annabeth podría ser muy terca y orgullosa si se lo proponía —¡Este lugar caerá en pedazos! ¡Debemos salir! ¡Ahora!

—No....—su voz era débil, un susurro que no alcanzó a sus oídos.

—Annabeth, por favor...él no hubiera deseado esto—la suplicas estaban cargadas de poder, pero, aun así, el encanto no surgía efecto alguno. Piper dirigió su mirada a Jason, se veía agotado, sus piernas flaqueaban y grandes gotas de sudor recorrían su rostro pálido debido al esfuerzo en mantener una capa de aire protectora ante la gran cantidad de rocas que caían. —Annabeth...

—Andando, debemos marcharnos—su mirada cambió drásticamente, irreconocible era la descripción más adecuada.

Piper visualizó como la razón y el sentido lógico brillaba como una segunda pupila. Su mirada era fría e inexpresiva, como los viejos engranajes del tiempo mismo. De las lágrimas solo quedaba un rastro dejando su rostro estoico con el alma abatida por la tormenta que hacia añicos lo que alguna vez fue un cuadro completo que, dejaba a la vista un sueño ideal que ambos merecían; ahora, ese cuadro se teñía de sangre con el amargo sabor del vacío y fragilidad.

Él se había ido y con él su propia vida.

—¡Rápido! ¡No tenemos mucho tiempo! —gritó Jason alertando a la castaña— ¡Yo las cubro! ¡Dense prisa!

—Vamos Annie— Piper la tomó de los hombros para guiarla hasta la salida, no se atrevería a perder a otro amigo más, no ahora. Ambas echaron a correr con Jason siguiéndoles el paso.

El final parecía inalcanzable. El pasillo se extendía cada vez más haciéndolo confuso y tétrico. Durante un instante, Annabeth lo relacionó con el Laberinto de Dédalo...para ese entonces, ambos corrían por sus vidas, cosa que no era tan diferente a la situación actual, solo que ahora no lo tenía cerca, ya no estaba.

Annabeth, por un momento, deseo las viejas páginas. Donde ambos eran los narradores de una grandiosa aventura.

Las piernas de la rubia vacilaron al encontrar la luz en medio de la oscuridad, pero ella la recordaba más brillante y cálida. Tuvo que aferrarse a Piper para no caer ante el nuevo mundo que se pintaba blanco y negro. La razón de Atenea la abandono, de nuevo.

El dolor inicio como una punzada que se extendía por todo su pecho sin dejar un momento para respirar, las lágrimas caían de nuevo por sus mejillas estropeando su vista. Dolía. Dolía demasiado, era insoportable...quería arrancarse el pecho ante el vacío que se generó en su estómago. Solo lo quería a él a su lado, quería ser sostenida entre sus brazos, quería sentirse amada de nuevo. Apretó sus ojos con fuerza, él ya no estaba y no lo estaría mañana. Pero de alguna manera, estaba segura que pronto lo vería de nuevo, vería su estúpida sonrisa...

—¡Annabeth! —de nuevo fue sacada de sus pensamientos. —¡Cuidado! —la advertencia de Piper la hizo poner sus pies en la tierra. Justo donde había estado unos cuantos segundos atrás se encontraba un gran clavo de roca que fácilmente le podía haber arrebatado la vida. Annabeth recordó la extraña sensación —¿Estas bien? —¿Pero qué tipo de pregunta era esa? Pensó. Asintió a la morena.

La cueva exploto a sus espaldas y ambas, al salir, cayeron con un sonido sordo al suelo del bosque seguido de una exclamación dolorosa. Se acercaron a Jason que se encontraba tendido cerca de la entrada de la cueva.

One Shots: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora