Los días pasan rápido y ver a Eiden trabajando en mi casa me da dolor de cabeza. Pensar que puedan hacerle daño si llega hacer algo malo, me pone los pelos de punta. He visto como acaban con personas sin compasión por cometer un error chiquito y si Eiden.... Joder, no puedo ni imaginarlo. Es demasiado bueno como para trabajar en una mafia.
Mafia. Si se entera que pertenezco a una familia que trabaja ilegalmente dejara de ser mi amigo y no quiero eso para mí tampoco.
La venida de Luciano hacía a mí me saca de mis pensamientos.
Luciano miró alrededor de la habitación y entonces me llevó al pasillo. Él gentilmente me presionó contra la pared, besándome con sus labios suaves. Sus manos estaban en todas partes. Al principio, le seguí el juego, pero después su lengua se adentró en mis labios, tuve la sensación de que lo que estaba haciendo no era bueno.
—Está bien, Luciano —dije, maniobrando para apartarlo.
— ¿Todo bien?
—Sí. —No. Por alguna razón no quería sus suaves labios sobre mi boca. — Todo bien.
—Es que no te vi en clase hoy y tenia esas inmensas ganas de besarte. No he dejado de pensar en ti.
—Wow, eso es... maravilloso. —dije fingiendo asombro.
— ¿Por qué no me dijiste que tu papá está trabajando con Eiden Di castro? —pregunta de pronto.
—Oh, cielos. No digas que es Di castro, me pidió que le guardara el secreto. ¿Lo harías? —Sonreí. — ¿Por mi? No por él.
Resopló y rodeó los ojos. —Sabes que por ti haría cualquier cosa, Alessia.
—Y tampoco sabía que empezaría trabajar para mi padre, soy una extranjera en esta casa. No sé nada de lo que pasa aquí.
—Me he dado cuenta de eso. —Dice, antes de presiona de nuevo sus labios con los míos. —Tengo que irme, tengo trabajo que hacer. ¿Qué tal si quedamos para esta noche? ¿Una cena? Lo que tú quieras.
—Oh, bueno. Te avisaré.
—Está bien, amor. —Me besa una vez más y se marcha.
Quiero estar con Luciano, pero tengo miedo que quiera estar con él solo porque es el indicado para mi papá. No quiero que pase lo mismo que me paso con Eric. Cuando estuve con Eric, a mi papá no le cayó nada bien y eso era un problema todos los días cada vez que Eric venía a verme. Tanto así que a veces yo tenía que ir a sus casa. Mi papá lo odiaba. Y mucho.
—Parece que el beso te ha dejado atónita. —La voz de Eiden me saca del pensamiento, nuevamente.
Joder, estaba irresistiblemente guapo. Llevaba una chaqueta que tonificaba cada musculo de su brazo, incluso podría notar su abdomen marcado. Me atrae tanto.
—Solo... solo... —no encontraba las palabras para hablarle. — ¿Me espiabas? —Termino de decir algo que ni siquiera pasó por mi mente.
—Debo llevar está carpeta a la empresa de tu padre y entregársela a tu abuela. —Me señala las carpetas que tiene entre sus manos. —Luego iré almorzar. Así que no te espiaba, solo pasaba y no quise interrumpir. Parece que las cosas entre ustedes dos van muy en serio.
—Oh... eh... sí bueno, es un chico increíble. Mi papá lo adora.
Sonrió dulcemente pero débil a la vez.
—Me alegro.
¿Me alegro? Por el tono que lo dijo eso no le alegrada nada.
— ¿Tienes que irte ya? Porque quiero mostrarte las caballeriza que está al final de este lugar. —dije cambiado de tema. — Mi papá es dueño de un Hipódromo y... tiene más de cien caballos. —Sonreí. — ¿Vienes?
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Bajo el mismo cielo.
RomanceAlessia Moretti es una joven de diecinueve años de la alta sociedad viviendo bajo las reglas de su familia. La muerte de su novio Eric y luego cuatro meses después la muerte de su hermano causó mucho dolor en su vida. Ya año después dice haberlo su...