50. Ahora o nunca.

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ALESSIA

Le he estado enviando cientos de mensajes a Anastasia. Sé que de las tres, ella es la hermana que ha estado muriéndose por dentro por la muerte de Matteo y, quiero saber cómo está. Pero, ninguno responde. Recuerdo que Isabella tenía algo que hablar conmigo y que por la discusión que tenía con Eiden no pudo decir nada. Así que voy hasta su habitación y aprovecho que la puerta está abierta y entro para verla sentada en el suelo con la espalda apoyada en la cama.

Me acerco y me siento a su lado.

—No quise hablarte así de verdad, lo único que trataba de hacer era que... que no vieras a Eiden. —le digo.

La música que estaba escuchando en su celular la sube a más volumen.

—Asesinaron a los padres de Aurora. —dijo cabizbaja.

Intento tranquilizarme antes de que me vaya dar algo aquí.

— ¿Qué estás diciendo, Isabella?

—Evan me acaba de enviar un mensaje que en cuanto me vine, le avisaron a Aurora que sus padres están muertos. —Se tapa la cara con ambas manos. — ¡Joder!

Acaricio su espalda. Intentando contener mis lágrimas. — Todo va estar bien.

—No me digas que todo va estar bien, sí nos están matando. —dijo con voz rota. — Es como un juego de sobrevivientes: A ver quien vive más.

—Isabella...

—MATTEO ESTÁ MUERTO. —Me grita mirándome, y luego desvía su mirada a mi cuello. Y por la expresión que puso puedo darme cuenta que vio el chupetón que Eiden me hizo. Pero no comentó nada sobre eso.

Tragué saliva. — Ven aquí. —La jalé y puse su cabeza en mi pecho, dejando que llorara todo lo que tenga que llorar. — Te amo. —Beso su cabeza. — De verdad te amo muchísimo, y no dejaría que nada te pasase. Eres mi hermanita.

Se me revuelve el estómago en pensar en lo mal que debe estar Aurora. Así que lloré junto con Isabella.

Ella levanta la cabeza y me mira. — Mi mamá es prostituta. —Suelta de pronto y abro los ojos de par en par. — anoche la vi bailando en ropa interior sobre un escenario, fue... una locura. Y no la juzgue, lo juro. Pero, me dio vergüenza. — Solloza. — vergüenza de que mi madre sea lo que es.

Me mordí el labio. Ahora entiendo la casa, el coche y toda la ropa que nos ha estado comprando. Debe tener algún empresario a sus pies, y es que ya lo tenía en mente, pero intentaba sacarlo de mi cabeza y negarlo.

—A veces los hijos no nos damos de cuenta de lo que son capaces de hacer nuestros padres por lograr que comamos. —digo, para que no sienta pena. — Tal vez fue la única solución para tenernos como unas reinas. —La abracé.

—Alessia, sé que nunca te lo digo, y que soy una maldita perra pero, te quiero mucho. —Dice, y sonrío.

—Lo sé. Yo también. —Acaricio su hombro.


Mediodía. Voy a casa de Aurora, estaba tan destrozada en brazo de Evan, la veía muy mal pobre amiga mía. Ni siquiera encontraron los cuerpos de sus padres, se enteraron por una foto que fue enviada a su celular, diciendo que eso le podría pasar a ella si no se cuidaba. Maldita familia Moretti, juro que quiero acabarlos uno a uno. Y empezaré por Alonzo Moretti.

Eiden entra a la habitación donde nos encontrábamos todos. Él me observa, y luego desvía la mirada a sus amigos.

—Ahora o nunca, chicos —dijo para todos. — Hablé con Theo, y él se está quedando con Grace, mi mamá y la mamá de Eiden en la casa de Valerio, quiere que regresemos.

Bajo el mismo cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora