Las dos siguientes semanas volaron. Aparte de las clases, pasé cada momento en la biblioteca y cenando con Luciano por las noches. Isabella aún no me hablaba y Eiden tampoco. Ninguno al parecer quería tomarse la molestia de disculparse. Isabella sabe muy bien que cometió un error en haberme llamado como lo hizo y sé que yo también por haberla abofeteado, ambas nos debemos una disculpa. Y con respecto a Eiden, yo me pasé, él solo quería saber cómo estaba yo.
Cuando iba a bajar en busca de Isabella, para pedirle disculpa, ya que su orgullo no la dejaba hacerlo. Veo a Eiden trabajando en la computadora de la sala de la estancia. Él no había notado mi presencia estaba concentrado trabajando en algo muy importante.
—Eiden. —Mi voz lo hizo sobresaltar. Le sonreí cuando desvió su vista hacia a mí.
Se levantó de la silla y se acercó a mí con las manos dentro de los bolsillos. —Hola. —dijo, cabizbajo.
—Te ves cansado.
—Lo estoy. —Me miró.
—Quiero disculparme por... por echarte asi de mi habitación. —Tragué saliva. — Eres un buen amigo y yo soy tan patética. —Reí, pero él se veía exhausto y triste.
El peso de la tristeza que sentíamos los dos era aplastante, y una necesidad incontenible se apoderó de mí para salvarnos a los dos. Levanté mi barbilla, pero dudé; lo que estaba a punto de hacer lo cambiaría todo. Cerré mis ojos otra vez y me tragué mis miedos.
—Me complicas la vida, Alessia. —susurró. — No sé qué es lo que quieres.
—Te quiero a ti. — Abrí los ojos. ¿Qué acabo de decir? Lo pensaba, pero no quería que lo supiera. Pero ahora lo sabe, y tengo miedo a su respuesta.
—Alessia...
Mi corazón latía fuertemente cuando toqué su cuello con mis labios, y luego probé su carne en un lento y tierno beso. Bajó la mirada con sorpresa, y entonces sus ojos se suavizaron comprendiendo lo que yo quería.
Se inclinó hacia abajo, presionando sus labios contra los míos con una delicada dulzura. Me gustaba el calor de sus labios , y lo atraje más cerca de mí. Ahora que habíamos dado el primer paso, no tenía intención de detenerme ahí. Separé mis labios, dejando que la lengua de Eiden encontrara su camino hacia la mía.
De repente, el beso se hizo más lento, y él intentó alejarse.
Agarró cada uno de mis hombros para mantenerme a raya. —Espera un segundo —susurró con una sonrisa divertida, respirando fuertemente—. No tienes que besarme para disculparte.
—No te estoy besando para disculparme. —sonreí. — Te beso porque así lo quiero.
Me incliné de nuevo, y esta vez sus besos cedieron. Me besó, duro y con ganas. Mis dedos bajaron a lo largo de su espalda.
—Te he deseado por tanto tiempo, Alessia. Eres todo lo que quiero —musitó contra mi boca.
—Ese fue un gran primer beso —dije, sonriente. Me aparté, porque no podía dejar que alguien nos viera. — Tengo que irme.
Pero él me coge de la muñeca y me pega contra su pecho dándome otro fuerte beso en los labios, pero volví apartarme rápidamente.
—Tengo que irme. —Dije, soltándome y desaparecer de su vista antes de que vuelva a tomarme.
¡¿Qué diablos he hecho?! Pensará que quiero estar con él. Esto no va funcionar, mi papá lo mataría sí comienzo a tener una relación con Eiden. No puedo, sencillamente, no puedo. No quiero poner a Eiden en riesgo por mi culpa. Además cuando sepa que mi familia es una mafia me mandara a la mierda, simplemente no puedo con esto. Va dolerme mucho. Jamás pensé que volvería a sentir algo así después de Eric.
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Bajo el mismo cielo.
RomanceAlessia Moretti es una joven de diecinueve años de la alta sociedad viviendo bajo las reglas de su familia. La muerte de su novio Eric y luego cuatro meses después la muerte de su hermano causó mucho dolor en su vida. Ya año después dice haberlo su...