Miré por última vez mi vestido en el espejo, una sonrisa se formó en mi rostro. Me quedaba perfecto, casual y atrevido. Me admiré unos segundos más, retoqué mi maquillaje y bajé las escaleras, sin querer atrasarme más.
Me despido de Isabella, quien se encontraba sentada en uno de los sofás de la sala, mirando una película de comedia. Sus risas eran escandalosas, negué con la cabeza y salí a tomar el bus de la universidad. Esta vez iba con calma y relajada, me había levanto media hora antes y me vestí con calma.
Después de mi clase me fui al trabajo. Como todos los días me pongo detrás del mostrador y me siento en una de la silla giratoria a pasar la tarjeta. Natalia y Aurora estaban atendiendo algunos clientes, la tienda está un poco llena y ellas eran la única que se encargaban mientras yo les cobraba, a veces había problemas cuando la tarjeta no pasaba y muchos le entraban una crisis. Andrea estaba parada en la puerta arreglando su escote para unos guapetones que acaban de entrar y se va a atenderlo. Bueno, por lo menos. ¿Será que la señora Scott no ha hablado con ella? O sí habló con ella, pero no hizo caso.
La tienda se fue vaciando poco de personas y me dio tiempo de meterme en el computador a revisar mis redes sociales. Veo que Eiden no se ha metido en meses en su Instagram o Facebook, pero Casey, sí. Y era obvio que me agrego como amiga solo para presumir lo bien que la pasa a su lado. Había un par de fotos de ellos juntos. En una estaban en el Sigma ella lo abraza por detrás mientras posa un beso en la mejilla de Eiden, y en la otra ella estaba subida en su regazo ambos sonriendo para la foto.
Cerré los ojos y luego lo volví abrir para cerrar mi cuenta. Mientras yo sufro, él goza su vida de soltería.
— ¿Por qué eres tan tonta, Alessia? —me dije a mi misma golpeando mi frente.
—Oh, oh, parece que alguien no la pasa bien. —Dice una voz masculina muy reconocida.
Levanto la vista para encontrarme con aquel moreno que me llevo a la universidad por la mañana.
Le sonreí amable. —Eh... solo no he tenido un buen día.
— ¿Se puede saber porque? —Me pregunta. Alan esta vez no está tan serio como la primera vez que lo conocí, está un poco más contento, qué claro tampoco saltando de alegría.
—Es que... bueno a veces a uno no le va bien en la vida. —le sonrío a medias, tratando de evitar más pregunta.
Se me queda mirando por unos instante y me intimida, ¿Por qué me mira así o qué? ¡Qué vergüenza! Se relame los labios y me sonríe. — A mi madre le encanto la ropa que escogiste por lo que te manda a decir que muchas gracias.
— ¿Qué? ¿Solo para eso viniste? —Reí leve. — Bueno, dile que estoy a la orden.
—Bueno, bueno, llego la hora del almuerzo. —Grita Natalia, acercándose al mostrador. Se le queda viendo a Alan y me muestra una sonrisa picara. — ¿Vienes almorzar con nosotras? Andrea se quedará a cargo.
— ¿Andrea a cargo? Es un milagro que no se puede desperdiciar. —le digo sarcástica. — Dejame atender al cliente y vamos almorzar.
—Oh, no, que no se preocupen. —Dice Alan. — Que tus amigas vayan almorzar, luego vamos tú y yo. Yo la invito.
Natalia me vuelve a mirar picara, y yo le pelo los ojos para que diga que no. ella se vuelve a Alan y le sonríe, asintiendo con la cabeza. Aurora se acerca a tomar su bolso y me guiña un ojo, ambas dejándome sola con este sujeto.
—Bueno, entonces, ¿Qué deseas? —le pregunto un poco seria a Alan.
—Nada, solo vine a agradecerte por el atuendo que escogiste a mi madre le encanto y eso que nunca le gusta lo que yo compro. —Rió. — entonces, ¿Tienes algo más que hacer o nos vamos a comer ya? Muero de hambre, ¿tú no?
ESTÁS LEYENDO
Bajo el mismo cielo.
RomanceAlessia Moretti es una joven de diecinueve años de la alta sociedad viviendo bajo las reglas de su familia. La muerte de su novio Eric y luego cuatro meses después la muerte de su hermano causó mucho dolor en su vida. Ya año después dice haberlo su...