57. El plan.

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ALESSIA

Semanas. Días. Horas. Segundos. Pasaban volando, dentro de unos cuantos meses más ya tendríamos diciembre de nuevo en nuestros pies. Era como que si la tierra estuviera girando más rápido que el año pasado. Todo ha marchado tan perfecto mientras estábamos en Italia no había una reacción y muchos menos una acción por parte de los Moretti, y eso levantaba mucha sospecha para Valerio. Pero ellos están preparados. Hasta yo. Will no has estado llevando cada fin de semanas a la bodega a disparar y he aprendido muchos trucos.

Cada día me cruzo por los pasillos con Eiden, y no hablamos casi, pero cuando hablamos todo parece estar bien aunque nunca falta un poco de tensión entre nosotros. Claro que siempre tratamos de no hacerlo notar.

Mi hermana Anastasia comenzó una relación con el hijo mayor de Valerio, Thiago, creí que solo era una cosa de a rato, pero no, parece que van muy en serio cuando mandaron a Pandora a llamar a una diseñadora de vestido de novia. Me sorprendí como todos en esta casa. Sólo llevaban dos meses saliendo y ya querían casarse, ¿Qué es eso? Le dije que si estaba loca por hacer eso, pero lo único que me contesto fue "Estoy enamorada". Y no quise decirle nada para no arruinar su momento, salvo que Isabella como no tiene pelos en la lengua le dijo muchas cosas que para que decirla si ya se lo podrán imaginar.

—A ti te buscaba. —Dijo Anastasia, justo cuando iba entrar a mi habitación.

Me detuve en seco y me gire. — Ah, ¿sí?

—Sí, sabes que quiero que seas mi dama de honor principal. —La miré extrañada, y ella no se detuvo por eso. — Se lo pediría a Isabella pero, ya sabes cómo es ella, y no creo que quiera encargarse de una boda completa. La boda será a lo grande y tú serás como la jefa de mi boda. —culmina muy emocionada.

Me negaría, pero sus ojos brillaban de la emoción y me gusta verla así.

—Bueno. Está bien. —contesto.

— ¡Sí! —Exclama emocionada dándome un fuerte abrazo. — Nos divertiremos organizando el evento.

—Eso espero.

Me sonríe antes de marcharse.


ISABELLA

Jace abre la puerta de la cocina y vuelve con una caja que huele a gloria bendita. No me había dado cuenta del hambre que tengo. Comemos en la mesa de la cocina. Permanecemos en silencio mientras devoramos la deliciosa pizza, aunque es un silencio de los buenos. He estado mejor que nunca, aunque para el resto siga siendo la patética enferma que cayó en coma por una bala. Y me molesta que me traten como una niña, incluso he tenido discusiones fuerte con Jace por eso, y que bueno que ya arreglamos el asunto.

Mi móvil empieza a vibrar sobre la mesa de madera.

Un mensaje. Jace lo mira y toca la pantalla.

— ¿Quién es? —le pregunto.

— ¿Doctor Ferro? —inquiere.

—Ah. —Esto va a acabar mal. El Doctor Ferro es el que ha tratado mi caso junto con la Doctora Ferretti, ambos dicen que estoy marchando bien. Pero... El Doctor Ferro intento besarme hace una semana y yo como una estúpida se lo conté a Jace. Se volvió como loco, tanto así que no quería que me siguiera viendo con él.

—Dice que ha sido muy agradable charlar hoy contigo y que se alegra de que cada día estés mucho mejor. —Se le tensa la mandíbula.

Me acerco y prácticamente tengo que arrancarle el móvil de las manos. Juraría que su intención era hacerlo añicos.

Bajo el mismo cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora