Bajo el mismo cielo.

32. Conspiración.

ALESSIA

Era el último día de clase y me senté de felicidad en la mesa de la cafetería después de ver mis notas. Eiden me posa un beso en los labios.

—Muy feliz, ¿eh?

—Mi nota está por encima de todos.

—Uy, pero que presumida. —Dice Natalia.

Le sonreí. — Pues de algo tengo que estar feliz ¿no?

—Pues entonces, hoy nos largamos al Sigma. —Dice Evan antes de darle un tierno beso a Aurora en los labios. — Celebrar por unas grandes y buenísimas vacaciones.

Más de muchas horas llevo bebiendo y juro que no podía conmigo misma. Qué bueno que Eiden este para tomarme, pero joder, ya es diciembre y acabo de pasar perfectamente mi semestre, me lo merezco. Le envié un mensaje a Isabella de que se llegará al Sigma que su novio Jace acaba de llegar, pero no me respondió.

Reía desbordando la alegría que sentía. Bebí un poco, algo que dije no volvería a hacer así que obvié la resaca que tendría mañana por la mañana. De nuevo. De la mano de Eiden caminé hasta la mesa sin dejar de reírme por los estúpidos chiste que decía.

Algunas personas nos miraban, pero a la Alessia ebria no le importaba mucho lo que los demás pudieran pensar.

—Alessia, espera, caerás —me dijo tomándome de la cintura.

—Tú nunca me dejarías caer —murmuré con diversión—. Estoy segura en los brazos de Eiden —Él sonrió y me besó el cuello.

—Que buena eres —murmuró entre risas.

—Me gusta —dije volviéndome para verlo.

Deslicé mis dedos por su cabello azabache, luego toqué su mejilla y sus perfilados labios que embozaban una sonrisa preciosa.

— ¿Voy a ser feliz contigo? —Le pregunté con seriedad. Aunque aquella pregunta era más para mí que para él.

—Te lo juro que sí. Voy a dedicar cada día de mi vida a hacerte feliz, conmigo estás a salvo, a mi lado siempre vas a sonreír.

Me incliné hacia al frente y besé sus labios demostrándole todo mi amor.

—Oye, Alessia... —Jace hace que me aparte de Eiden y toda mi atención se centre en él. — ¿Qué pasó con Isabella? ¿Qué sabes de ella? El sábado se casó y ya hoy es lunes y nada. ¿Qué pasa?

Me encogí de hombros. — Se fue de viaje con su esposo, llegó esta noche. Pero, no la he visto.

—Sabes muy bien que ese tipejo es un desgraciado y la dejáis sola, ¿tanto te importa? —Me alza la voz. — Eres su hermana y las dejas ahí como si nada, que tal si ese tipo la tocó o hizo algo inapropiado, ¿Qué clase de hermana mayor eres? Maldita sea.

Me enderecé los más que pude y coloque mi dedo en su pecho. — A mí no me estés hablando así, hijo de...

—Ya va, ya va, ya va. —Eiden me sujeta de la cintura. — Vamos a calmarnos los tres ¿sí? Estamos bebido y no quiero una escenita estúpida aquí entre mi mejor amigo y mi novia ¿vale? Isabella está bien, ¿o no, Alessia?

—Claro que lo está. —arrastro las palabras, preguntándome si de verdad lo está. Me quede pensativa. — Ella tiene que estar bien. —Dije para mí misma.

Jace golpea la mesa que estaba a su lado y luego la empuja, gruñe y Eiden me suelta para calmar a su amigo. Sé que tiene problema con la ira, así que supuse que Eiden tenía miedo a que fuera una de esas rabietas que se pone aventar todo lo que ve a la vista.