7. Demonios. (II)

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Atravesé la ventana de Rosie cayendo sobre mi propio cuerpo

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Atravesé la ventana de Rosie cayendo sobre mi propio cuerpo. Solté un quejido. Tres días de golpes y peleas eran suficientes para que mi cuerpo se encontrara adolorido.

—Rosie.

Llamé a mi amiga pero no obtuve ninguna respuesta. Observé fijamente toda la habitación pero no había nadie. Estaba vacía.

Entré en el baño pero tampoco estaba ahí. Entrar al baño era mi última opción para entender que Rosie no se encontraba en su casa. Regresé una vez más a su habitación y, a pesar de la oscuridad, logré notar sobre sus lisas sábanas blancas una pequeña nota.

La abrí de un instante.

No deberías involucrar a las personas más cercanas a ti en toda esta locura Ricardo. Pero como lo hiciste, significa que ellos también están en peligro. Ya sabes quién es el primero que va a sufrir por tu culpa ¿no?

En un instante descubrí que Leonardo era el responsable de eso. Enfurecido, salí de la casa pensando que haría a continuación.

Al tocar el césped, tomé el pequeño dije de espada y lo invoqué.

—Crys.

El pequeño dije se convirtió en la espada azul que Daemon me había regalado. Al momento de brillar una sensación recorrió mi cuerpo. Entendía que tanto mi espada como yo estábamos conectados de cierta forma por lo que al resplandecer hacía que yo me fortaleciera.

De mi pequeño bolsillo del pantalón tomé la daga plateada que se encontraba en este. Iría en busca de Rosie pero tenía que estar preparado si quería hacerlo, y quizá con esas dos armas no era suficiente pero era algo.

***

Recorría las oscuras calles de mi ciudad. Muchas veces salía a correr todas las calles de la ciudad por lo que muchas de ellas ya se me hacían bastante conocidas. Correr muchas veces me ayudaba a pensar sobre lo que pasaba en mi vida y con la gente, o a veces simplemente me despejaba.

En este no corría por liberar mi mente de los problemas o para olvidar de lo que sucedía. Corría en busca de mi amiga.

Las calles por las que cruzaba cada vez se hacían mucho más oscuras pero gracias al brillo de mi espada continuaba en la luz.

Sentía el frio aire recorrer tanto mi cuello como mis brazos. Eso era lo que había pasado momentos atrás de encontrar a Rosie en mis sueños por lo que sabía que estaba cerca.

Había dejado la casa de Martín hace un par de cuadras por lo que ya debería haber encontrado a la chica. Quizá la estaba secuestrando y se estaban moviendo pero no. Eso no era lo que sucedía.

Rosie únicamente era una carnada para atraerme. Eso lo tenía con claridad pero el único plan que se me ocurría para evitar ser emboscado era luchar. No era un excelente plan pero era todo en lo que podía pensar.

El Mundo de los Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora