26. Poderes (II).

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Meltrigor hizo que bajaramos al patio trasero de su castillo.

Tanto mis armas como mi ropa se encontraba tiradas en el suelo. El chico me entregó una nueva prenda muy cómoda y linda.

Sentíabque mi mochila podria explotar en cualquier momento, por lo que desempaqué toda la ropa y la dejé sobre un par de plantas.

Meltrigor prometió volver enseguida mientras yo me vestía. La ropa que traía puesta es algo parecida a una licra negra y naranja de hombre junto con una sudadera pegada al cuerpo.

Los ultimos zapatos blancos —que no habían desaparecido— afortunadamente eran deportivos. La ropa era muy cómoda lo que no provocó ningún malestar en mi.

Esperé sentado hasta que Meltrigor llegó.

—¿Estás listo?

Me levanté asintiendo con entusiasmo.

—Traté de darte ropa parecida a la de tu mundo. Te sentirás más cómodo.

Meltrigor caminó a mi alrededor y luego se alejó poco a poco hasta quedar a una distancia que se podría llamar lejos.

—A ver chico de la profecía dame lo mejor que tienes.
—Ese no es mi nombre.
—No importa.

Meltrigor sonrió burlándose de mí y yo elevé el fuego de mis manos para continuamente lanzarlo.

Gracias a todas las veces que había estado utilizando mi habilidad cada vez me resultaba más fácil que la anterior. Sin necesidad de tanto esfuerzo.

Al cansarme cerré mis manos y miré al principe como si el fuego no le hubiese afectado.

—Estuvo bien.

Sonreí ante su comentario.

—Como para un principiante.

Eso no era justo.

Meltrigor tronó sus dedos haciendo que una pequeña llama de fuego verde apareciera.

—¿Qué clase de fuego es?
—La clase del cual puede destruirte.

Tronó una vez más sus dedos haciendo que el fuego se expandiera por toda su mano. En su otra mano las llamas tambien aparecieron, él las tiró al suelo y luego las alzó formando una barrera de fuego.

—Pelea con esto.

La barrera fue empujada por Meltrigor la cual vinó directamente hacia mi. Pensé en algo que había estado utilizando para aprietos.

Fuego.

Muchas veces las personas habían dicho "se debe combatir fuego con fuego"

Quizá podía ser real.

Levanté mi mano formando una gran barrera de fuego la cual sostuve con fuerza.

Entre mas tiempos sostenía aquella barrera mis pies empezaban a tambalear.

Mi fuego naranja empezó a ser superado por el verde que Meltrigor lanzó contra mi.

Enojado, aparté todo el fuego —incluyendo el fuego verde— hacia mis lados viendo nuevamente a Meltrigor.

—¿Tus padres nunca te dijeron que no debes jugar con fuego?

Meltrigor levantó sus manos haciendo que una bola de fuego se forme.

—¿Y a ti?

El principe lanzó contra mi una llamarada de fuego y yo le devolví el ataque.

El fuego chocó provocando que ambos se eleveran. Traté de sostenerme con los dedos del pie al suelo pero era inevitable retroceder.

El Mundo de los Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora