17. Sirenas. (I)

30 7 3
                                    

Golpeé a Connor con fuerza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Golpeé a Connor con fuerza.

Aún  caíamos por el portal.

Connor me empujó con su pierna tratando de tirarme lejos de los límites del portal. Alore a duras penas lograba mantenerse despierta.

Traté de clavar mi daga en su pecho pero me esquivó.

Veía a Alore esperando su ayuda pero lo único que hacía era moverse de un lado a otro hasta que finalmente desapareció.
Connor trató de utilizar sus poderes pero no fue capaz. Me lancé sobre él pero como en mi mente todo empezó a dar vueltas. Seguí cayendo pero ya no veía a Connor.

Él también había desaparecido.
No tenía ni la mínima idea de a donde iría a parar.

Solo tenía dos cosas claras, la sed y el hambre invadían mi cuerpo.

Estaba cansado, dolorido y con una puñalada en mi hombro.

Caí de golpe hundiéndome. El agua recorrió mi cuerpo, no tuve que pensarlo dos veces para subir a la superficie.

Salí y restregué mi rostro para poder ver bien. Miraba a todos lados con algo de desesperación entendiendo que todo era agua y que posiblemente me encontraba en el mar.

《Genial.》

Nadé un poco en busca de tierra pero no había nada cercano. Estaba pensando en diferentes formas de transportarme. Si trataba de utilizar un Sertys me sería inútil porque lo único que veía era agua, al igual que servía solo para ir a lugares cercanos.

El segundo que me enseño Rachel lo mismo. Lugares cercanos. Ninguno me llevaría de vuelta al Reino de Rachel o a otro Reino.

Estaba perdido.

Incluso ver el agua no hacía más que provocarme sed. E ingerir el agua salada no era ninguna opción.

Me quedé flotando durante unos minutos sin tener una idea de que hacer.

Sentí unas manos jalando de mis piernas haciendo que me hunda. El agua entró en mi nariz de golpe provocándome cierto dolor.

El agarre de la sirena fue tan fuerte que a duras penas logro soltarme.
Nadaba con desesperación a la superficie pero antes de llegar la sirena tomó de mí y me dio un beso.

Luego salí empujado.

El agua ya no me provocaba que me ahogara. Podía respirar.

La sirena sonrió.

En ese momento tuve que escapar. Tenía muy claro que ella no era de confianza.
Nadé con rapidez hacía un lado pero la sirena no tardó en atraparme y aplastar fuertemente mi herida.

Grité, solo que mi voz no se escuchaba debajo del agua.

Dejé de hacer esfuerzo alguno por liberarme o nadar. No tenía ya la fuerza suficiente como para hacerlo.
La sirena tomó de mí y me llevo hasta el fondo del mar, posiblemente, su hogar.

El Mundo de los Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora