14. Un nuevo lugar (II)

60 9 3
                                    

—¿Seguro no quieres hablar de nada Rick?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Seguro no quieres hablar de nada Rick?

No pude responder. Sólo negarlo con la cabeza.

—Bien.

No podía estar más tiempo ahí. Debía ir al Mundo de los sueños o me encontrarían y no sólo me harían daño a mí, sino que también lastimarian a las personas que quiero.

No podía dejar que alguien saliera herido por mi culpa.

Rosie tenía una cuenta pendiente con un mago por haberme salvado la vida. No debía dejar que nadie más tuviera algo pendiente por mí.

Debía encontrar la profecía que Cale mencionó sobre mí.

Y sobre todo, debía averiguar quién era Connor.

—¿Por qué tan callado amigo?

《Sí, supieras.》

Estar acostado sobre las piernas de Rosie era algo que me gustaba. Quedarme de esa forma a veces me ayudaba a pensar.

Lo poco que me había dicho Cale no era suficiente para mi curiosidad. Pero era suficiente para entender que tenía que ir al Mundo de los Sueños.

De cierta forma, haber llegado a la casa de mi amiga, era una forma de despedirme.

Esa misma noche debía irme. Pero lo primero que tenía que hacer era descubrir cómo llegar a un portal o cómo volver a crear uno.

Lo hice una vez pero tenía bastante miedo de equivocarme y que me llevara a algún lugar distinto... o peor, que terminara con Connor.

—Rosie, ¿puedes llevarme a mi entrenamiento?
—Seguro.
—No irás a clases de ballet hoy,  ¿cierto?
—No, quiero acompañarte.
—Gracias.

Me levanté de sus piernas y tomé mí mochila celeste donde estaba mi traje y mi cinturón.

—Vamos.

Salimos de la casa y subimos al auto de su madre. Rosie arrancó el coche y comenzó a manejar.

Por mí parte, yo no sabía manejar. Hace tres semanas Rosie se había desmayado y tuve que llevarla en el carro. Fue algo difícil.

También una vez tuve que tratar de manejar el auto de la amiga de mi hermana para salvarla de un aprieto.

Reí pensando en aquel momento.

—¿Por qué te ríes?

Moví la cabeza y coloqué mi cabeza contra el vidrio.

Mi hermana y yo éramos un dúo perfecto. Lástima que terminó.

Rosie condujó el carro y lo estacionó afuera de donde practicó.

—Rick, aquí te dejo. Tengo que hacer algo. Tu sólo avísame cuando quieres que vuelva.
—Seguro.

El Mundo de los Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora