31. No mas secretos.

26 6 2
                                    

No esperaba nada de la Isla sagrada. No me esperaba que Leonardo fuera mi hermano de sangre.

Al haber caído en el mar sagrado hizo que me sintiera diferente. Una sensación diferente y extraña. Por un momento creí que moriría ahogado.

Daemon se lanzó a rescatarme y cuando me toco ambos pudimos ver las mismas imágenes.

Vi secretos de la vida de Daemon y él vio mis secretos. Vi con profundidad quien era Jane, aunque su rostro se encontraba tapado por un antifaz la sensación de mirar aquellos ojos hipnotizantes seguían en mi mente.

El secreto más importante de Daemon sin duda era aquel corazón de metal. No entendía que sucedió exactamente, pero él ocultaba ese corazon como si fuese algo verdaderamente privado. Y sabía que era algo importante para él.

No podía engañarme.

Habíamos vuelto a la realidad. Alejándonos de aquella isla. Su mirada demostraba tristeza y sus ojos oscuros me miraban con algo de dureza.

Quería llorar, lo sabía.

Me levanté de la mesa y me aferré a él. Sus brazos recubrieron mi cuerpo colocando su cabeza en mi hombro.

Hice lo mismo que él. Escuché como había empezado a llorar, yo no pude hacer nada más que consolarlo de un abrazo.

La isla sagrada no demostró lo que había vivido a Daemon. Me mostró a mí por todas las cosas que Daemon ha pasado.

Su felicidad. Su sufrimiento. Su inestabilidad. A pesar de que esas imagenes hallan pasado con velocidad todo seguía mi memoria.

El simple hecho de recordar a Daemon de esa manera me hizo sentir mal.

Él era alguien frágil y quebrantable. Las personas lo transformaron en algo diferente y extraño.

Las memorias de Daemon me inundan cada vez más, formando parte de mi mente.

Nuestro abrazo continuó, lo había visto llorar más veces de la que hemos hablado sobre lo que sucede.

Yo sabía que tengo que consolarlo, y también consolarme a mí. Por que la sensación de abrazar a Daemon me reconfortaba y hacía que me sienta bien.

Hacía que me sienta como si estuviera con mi familia.

***

Mi herida ya no ardía tanto como antes, sabía que me quedará un par de grandes cicatrices pero lo importante era que aquella espada no atravesó ninguna parte capaz de herirme por dentro.

Quizá el plan de Connor no era matarme tán rápido. Sino hubiese sido por la ayuda de Daemon el veneno posiblemente me hubiese matado.

Aunque aquella marca que trató de formarse en mí sigue sin tener alguna explicación.

Mis armas volvieron a estar conmigo. Yo tomé una daga más de mi mochila y la guardé en mi vaina.

El libro y la copa habian desaparecido. Tampoco entendía el porqué.

Lo unico de vital importancia que aún tenía era la semilla y aquella extraña flor. La profecía la guardé por mi vaina entre alguna de las espadas.

Daemon no había dicho nada despues de nuestro abrazo. Prefirió quedarse en completo silencio. Él recogió sus cosas al igual que yo.

La cabaña seguía siendo un lugsr desconocido para mí. Recordaba haber peleado junto mi hermana contra un hombre lobo pero eso no cambiaba el hecho de que supiera donde estamos.

El Mundo de los Sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora