16-Recuerdo de una noche de verano

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Astrid suspiró, empujando su carrito para entrar en el Andén 9 y 3/4. Su padre la despidió desde una cierta distancia, queriendo mantener un perímetro de seguridad con cualquier cosa que tuviera que ver con la magia.

-Al menos lo está intentando-murmuró Astrid en voz alta mientras cruzaba el umbral.

Bóreas hizo un ruido extraño en su jaula, como si le respondiera y le diera la razón. Le acarició las plumas negras mientras reaccionaba justo a tiempo para no chocarse contra otro alumno de Hogwarts que iba a toda prisa hacia el tren. Siempre había pensado que debería de haber un perímetro de seguridad en esa zona para evitar un accidente. 

Se dirigió hacia la zona de carga donde dejó el equipaje. Dejó que Bóreas saliera de la jaula. La lechuza se posó en su cabeza, manía que había adquirido durante el verano y que había escandalizo a sus padres. 

Aunque pensándolo bien la lechuza había sido el menor de sus problemas. 

El inicio de todo lo ocurrido en las vacaciones había comenzado el último día de curso, cuando decidieron revelarse como las Merodeadoras.

<<-Estoy decepcionada con todas ustedes-dijo McGonagall, ocupando su asiento en la silla de la directora. Los profesores a cargo de las cuatro casas también estaban allí.-Pensé que cada una de ustedes...bueno, tres de ustedes tenían un mínimo de sentido común-se corrigió.

Aunque no dijera el nombre todos en la sala sabía que la excluída del sentido común era Alice. 

-En mi defensa diré que Lyssander está como tres veces más charada que yo-dijo, cruzándose de brazos. La directora la miró, excéptica-Joder ¿es porque soy gótica?

-Alice...-su padre le suplicó con la mirada que mantuviera la compostura. 

Neville estaba orgulloso de que su hija hubiera decido defenderse contando la verdad y que hubiera encontrado un grupo de amigas de confianza ¿pero las Merodeadoras? ¿En serio?

Entre esto y las cartas por el comportamiento de Frank Neville sentía que iba a acabar calvo antes de tiempo. Hanna siempre le llevaba la contraria, diciendo que sus hijos tenían el derecho, o más bien el deber de ser unos rebeldes antisistemas en su etapa de adolescencia. Su mujer había sido una chica bastante tranquila en sus años de colegio, tanto que Neville casi ni se había fijado en ella, pero tras la muerte de su madre Hanna parecía haberse dado cuenta de lo rápido que podemos perder la vida, lo que la había llevado a ser una persona más directa, sincera e impulsiva, pero también más cariñosa y con ganas de vivir. Aún a día de hoy Neville seguía loco por ella, la quería tanto como a sus dos hijos, pero a veces prefería que no hubieran sacado su atolondrado carácter (aunque si se lo decía a su mujer solía echarle en cara que él había participado en el ED y que se coló en quinto curso en el departamento de misterios, por no hablar de aquella vez que estuvo a punto de pegarle un puñetazo a Draco Malfoy. Neville no podía negar que tal vez tenía parte de razón).

-No señorita Longbottom, no es porque sea gótica-masculló McGonagall.- Teniendo en cuenta su carácter sospechaba de su implicación en las Merodeadoras. Son ustedes tres las que me han sorprendido. Señorita Weasley, teniendo en cuenta quién era su padre pensé que tendría más cabeza.

-Supongo que habré salido más a mi tío-se encogió de hombros Lucy, usando el humor para quitarle importancia. 

La directora se masajeó las sienes como respuesta.

-¿Os dais cuenta de los desastre que habéis causado este último año?-preguntó la directora.

-Vamos a ver...-meditó Lyssander durante unos segundos. Luego comenzó a enumerar.-Chantajear a los fantasmas, hacer que la profesora de DCAO fuera perseguida por una albóndigas voladora (que queda claro que se lo merecía por decir esas cosas tan horribles. Si vas a enseñar algo al menos aprendete bien la materia), causarle sarpullido a los Merodeadores, colarnos en...-las tres salieron disparadas a taparle la boca a Lyssander antes de que siguiera hablando.

Hogwarts es sinónimo de problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora