23-Recuérdame hasta el próximo San Valentín

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-¿Estás segura de esto?

-¡Podrías perderlo todo!

Lucy agarró a Lyssander por los hombros, sería. Su amiga no podía hacer algo así, no iba a permitir que cayera en desgracia. Alice se mordía el labio, impotente.
La rubia les dedicó una mirada, decidida.

-Un Scamander siempre paga sus deudas.

-No es que no me importe que seáis unas frikis de Juego de Tronos, pero le estáis quitando la gracia al Monopoly.

Lucy, Alice y Lyssander fulminaron a Astrid con la mirada.
La pelirroja llevaba cinco minutos esperando a que Lyssander se decidiera a usar la tarjeta para retroceder tres casillas o pagarle lo que le debía.

-Y tú le quitas toda la gracia a la vida-le echó en cara Alice.

-Solo dices eso porque voy ganando.

Astrid señaló como, en efecto, no solo las propiedades de más valor le pertenecían, también el servicio aéreo y la red de telecomunicaciones.

-He jugado con verdaderos maestros a este juego, pero tú estás a un nuevo nivel.-dijo Lucy con algo de rencor y admiración. Ella solo tenía dos propiedades completas y dos cartas de otra.

-Y sin usar trucos sucios-remarcó Astrid, mirando a Lyssander.

La rubia había ido comprando cartas al azar, consiguiendo al completo las de color amarillo, el tercero más caro, y vendiendo las otras a un precio más alto del original.

-Seguro-desconfió Lyssander.

En realidad, Astrid había robado varios millones cuando nadie miraba y así poder edificar sin miedo a entrar en bancarrota, pero nunca lo admitiría.

Lyssander sacó varios billetes de un millón y se los dió a Astrid, que sonrió con falsedad.

-Mi turno.-dijo Alice. Agarró los dados y comenzó a agitarlos en la mano.-Venga, un poco de suerte.-pidió. Alice solo tenía las propiedades marrones, había caído cinco veces en prisión y estaba casi arruhinanda. Sonrió al ver que le tocaba suerte.-<<Avanza hasta Monte Diamante>>-leyó.

Sus amigas comenzaron a reír mientras Lucy movía la figura de su amiga hasta la propiedad más cara.

-Me debes once millones-dijo Astrid, complacida.

-Demando un juicio por combate-ordenó Alice.

A finales de enero las Merodeadoras habían acabado la serie de Friends. Si bien les había gustado mucho (no por nada Lucy y Alice habían terminado llorando con un final feliz) eso les había dejado con un nuevo objetivo: encontrar otra serie. De todas las que Astrid había traído Juego de Tronos fue la elegida. En menos de una semana habían terminado la primera temporada. Alice la había definido como la mezcla perfecta entre violencia, sexo y trama. Las bromas sobre incesto también habían ayudado a que esa serie fuera la escogida, para desgracia de Lucy.

-Quiero mi dinero.-declaró Astrid.

Alice le sostuvo la mirada, digna.

-Elige tu guerrero y que prepare su varita.-la ignoró Alice.

Astrid suspiró.

-¿Grim?-pidió.

-No, espera, yo quería a Lyssander.-se quejó Alice.

Lucy sintió un par de puñales en la espalda, pero reprimió el dolor de la traición.

-Tú puedes, yo te elijo.-le dijo Alice cuando comprendió que la rubia pelearía por Astrid.

Hogwarts es sinónimo de problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora