Después de tres años siendo una Merodeadora Astrid había vivido castigos bastante terribles, pero ese era, sin duda, el peor de todos.
No era que no le gustase Harlock, era su maestro favorito y lo único que tenía que hacer era ayudarlo con la bibliografía de su último artículo (a pesar de que su carrera de periodista había terminado hacía años seguía escribiendo en algunas revistas de vez en cuando), pero el silencio la estaba matando. A Astrid le gustaba el silencio, pasarse una hora sin decir nada no era un problema para ella y Harlock tampoco era un as de la conversación, pero algo le decía que el profesor se mantenía callado porque estaba decepcionado con ella. Por algún motivo, eso la ponía nerviosa.
-Si has terminado con ese tomo pasa al siguiente.-ordenó el profesor. Eso era para lo único que le hablaba.
Puede que amenazar a Gideon no hubiera sido lo más inteligente, pero no se arrepentía de hacerlo. Ese chico le había hecho daño a su hermano y a dos de sus mejores amigas, no iba a quedarse quieta. Además, no era la única que pensaba así.
-No me voy a disculpar por lo que hice.-dijo Astrid, sin siquiera levantar la vista del libro.-Se lo merecía.
-¿Por qué me está contando esto?
Astrid se encogió de hombros. Ella tampoco estaba segura.
Harlock esperó unos segundos por una respuesta más específica. Al ver que no iba a llegar se levantó de la silla y caminó la mesa que tenía en el despacho, donde había una tetera.
-¿Café?-preguntó. Astrid asintió con la cabeza.-Es descafeinado, el sanador me prohibió la cafeína hace años.
Harlock le entregó a Astrid una taza con café y volvió a sentarse en su silla. Estaba ardiendo, pero el profesor lo bebió como si no fuera nada.
-¿A qué viene la amabilidad?-desconfió Astrid. Sabía que Harlock no era tan duro como le hacía creer a sus alumnos, pero el café le resultaba extraño.
-Es para evitar que te duermas, llevas mucho tiempo con la bibliografía y es muy aburrido, por eso es un castigo.-explicó Harlock. Vale, eso tenía más sentido.-Creo que Gideon se merecía lo que le dijiste.
Astrid frunció el ceño, confusa.
-¿Ah, sí?
-Sí, pero también creo que fue una tontería hacerlo delante de la directora Ferréc.-dijo Harlock.
-Estaba enfadada.-se justificó Astrid.
-¿Solo enfadada?
-Y preocupada.
-También sé que la profesora Haugen te propuso entrenarte en las Artes Oscuras.
Astrid se sorprendió un poco, pero su expresión se mantuvo neutral.
-Lo rechacé.
-¿Por qué?
-Puede que porque es una magia que nunca termina bien o porque no me apetece pasar tiempo con ella.-explicó Astrid.-Elija le respuesta que le guste más.
-Pero, a pesar de todo, te gustaría aprender.-añadió Harlock. No era una pregunta, sino una confirmación.-Astrid, te he visto en las clases. Se te da bien la magia.
-Como empiece usted también con eso de que lo llevo en la sangre y tonterías de esa me voy de esta habitación.-amenazó Astrid.
-No creo que una persona esté determinada por su familia.-dijo el profesor. Le dio otro sorbo a su taza de café. Astrid se preguntó cómo no podía quemarse.-Si eso fuera así, yo tendría que ser un mortífago.
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Hogwarts es sinónimo de problemas
Fiksi PenggemarTodo comenzó con una broma y, segundos más tarde, unas letras que decían <<Las señoras Delirio, Grim, Macabra y Mandrágora tienen el honor de presentarles su primera broma y advierten a los Merodeadores II de que ya no son los únicos bromistas...