45.1-Sé lo que hicisteis el último verano

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-Me he ido de casa.

Frank se quedó unos segundos en la puerta, asimilando la imagen y las palabras que acababa de ver y oír. Sus ojos no dejaban de recorrer a Lestboirnes de arriba abajo: el moratón oscuro y algo amarillento en la mejilla, la mueca de dolor en su cara, la mano llevada a parte derecha del torso, ahí donde se encontraban las costillas y lo más preocupante, el parche en el ojo.

-¿Quién es Frank?-preguntó Alice, que revisaba que había guardado todo en su bolso. Las llaves se le cayeron de las manos cuando vio a Lestboirnes en la puerta. Se fijó en la mochila a su espalda y al contrario que los otros dos no necesitó que le dijeran nada para adivinar qué estaba pasando.-Joder.-masculló, lo cual resumía muy bien la situación.-Venga, entra y siéntate, eso debe doler.

-Un poco.-admitió Lestboirnes. Entró en el Caldero Chorreante y se sentó en una de las sillas, dejando la mochila encima de la mesa.

-¿Quién es?-preguntó Caleb a Alice por lo bajo.

-¿Recuerdas el director al que echamos? Es su hijo.-susurró Alice.

Caleb pasó su mirada a Lestboirnes y de nuevo a ella.

-¿Y ese hombre le ha hecho eso?

-Probablemente.-respondió Alice.-No sería la primera vez que lo hace. También ocurrió cuando se enteró de que me había mandado sus planes sobre cobrar a los alumnos por los TIMOS y los EXTASIS.

Caleb recordaba más o menos algo de ese día. Alice estaba sentada con un montón de cartas sobre la mesa y se había enfadado de pronto al leer que alguien le había conseguido esos documentos. Después le había pedido ayuda a Caleb para entenderlos.

-Debe ser bastante valiente para hacer algo así.-pensó Caleb en voz alta.

-U odiar mucho a su padre.-añadió Alice.

-Eso también.

Ambos fueron hacia la mesa y se sentaron en los dos sitios libres que quedaban. Caleb dudó un poco, después de todo no conocía a ese chico, pero Alice le dijo que no pasaba nada.

Lestboirnes apenas había reparado en su presencia. Tenía la cabeza gacha y no dejaba de temblar.

-¿Has cenado?-preguntó Alice. Lestboirnes negó con la cabeza.-Creo que aún tenemos un poco de sopa de la comida.

-Yo iré.-se ofreció Caleb. No tenía ni idea de dónde estaban los platos, pero no debían ser muy difíciles de encontrar. Además, si alguien sobraba en esa mesa era él.

-¿Qué ha ocurrido?-preguntó Frank.

-Lo que siempre ocurre: mi padre.-respondió Lestboirnes con un hilo de voz.-Sabía que iba a estar enfadado cuando volviera de Hogwats. Lo sabía perfectamente, sobre todo una vez que Olivia se marchase. Mi hermana tampoco es tonta, estaba desesperada porque me fuera con ella, huir de mi padre, pero yo…yo estaba harto.-Lestboirnes hizo una pausa y tragó saliva. <<Tengo cosas por las que merece la pena quedarme>>, le había dicho a su hermana, pero en esos momentos no era capaz de recordar ninguna que valiera la pena.-Cuando Olivia se fue traté de esconderme, pero sabía que solo era cuestión de tiempo. Mi padre estaba de mal humor todo el rato, no dejaba de gritar…-y sus comentarios se habían vuelto aún peor. Que por qué no podía tener un hijo normal, alguien que apoyase a su padre en vez de un esmirriado débil que solo causaba problemas. Que todos lo abandonarían en algún punto, que estaba condenado por ser hijo de quién era y por cómo era.-…traté de irme de esa casa. Hablé con mi madre, le conté absolutamente todo lo malo que mi padre había hecho y las veces que la había engañado, pero ella…-Lestboirnes hizo una mueca y agachó la cabeza al recordar ese momento.-…ella ya lo sabía. Y no le importaba. El buen nombre de Belduke y la clase social le eran más importantes, por eso no había mencionado nada. Cuando mi padre se enteró de que iba en su contra de nuevo se puso furioso. Nunca antes lo había visto así. No pude huir más, el me encontró me escondiera donde me escondiera. Y entonces…-los golpes. Una y otra vez. Lestboirnes se había vuelto un ovillo en el suelo hasta que había parado. Y cuando por fin se detuvo y se levantó de nuevo había recibido el final: uno que le dio directamente en el ojo izquierdo. Tuvieron que llevarlo a San Mungo, donde los sanadores le comunicaron que había perdido parte de la visión de ese ojo y que tenía que echarse unas gotas diariamente si no quería acabar aún peor.-…tuve que marcharme. No…yo no aguantaba más en esa casa.

Hogwarts es sinónimo de problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora