56.2-La calma antes de la tormenta

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 -Navidad-

Harry Potter podía haber derrotado a un Lord Oscuro, pero había un desafío para el que no estaba preparado: ser padre de tres niños que habían heredado su habilidad para no hacer lo que les ordenaban. Cuatro, si contabas a Teddy.

-Lily, James, tenéis que ir a dormir. 

-¡No quiero! - gritó Lily. 

Acababan de llegar de la cena de Nochebuena de la Madriguera, eran las dos de la mañana y por Merlín, Harry estaba cansado. Ginny se había quedado un poco más para ayudar a sus padres a recoger, lo que dejaba a Harry con la tarea de meter a sus hijos en la cama. 

James se quitó los pantalones para ponerse el pijama, pero al final se negó a ponerlos, diciendo que no le gustaban; Lily se negaba a cooperar y Albus, el único que se mantenía tranquilo, miraba a sus hermanos como si fueran idiotas (aunque si ellos no se iban a dormir, él tampoco). 

-Es tarde, tenéis que ir a la cama. 

-¿Por qué Teddy se puede quedar despierto y yo no? - preguntó Lily.

Teddy, que se había quedado tranquilito, sentado en el sofá, alzó las manos, indignado. 

-Teddy tiene diecisiete años.-le recordó Harry.-Si no os vais a la cama, Santa Claus no os dejará regalos bajo el árbol.

La amenaza tuvo el efecto contrario del que se esperaba. James y Lily miraron a su padre con ojos llorosos antes de estallar en un mar de lágrimas. 

Harry intentó remediarlo, diciéndoles que no era verdad, que Santa Claus iba a venir fijo.

-Pues claro que vendrá, habéis sido unos niños muy buenos. - dijo. Se agachó hasta quedar a la altura de su hija. 

-¿De verdad? - preguntó James.

Harry asintió con la cabeza.

-¿Podemos quedarnos despiertos para verlo? - preguntó Lily. 

Harry pareció entrar en pánico de nuevo. 

-Santa Claus no viene cuando hay gente despierta. - explicó Teddy, echándole una mano a su padrino. - Si os vais a dormir ahora, seguro que por la mañana hay un montón de regalos bajo el árbol. 

-¿Tú también te vas a dormir? - preguntó Lily.

-Como papá ha dicho, es muy tarde.-Teddy fingió un bostezo.

No necesitó mucho más para que accedieran. James, Albus y Lily solían imitar a Teddy como si fuera el hermano mayor, por lo que si él se iba a dormir, todos se iban a dormir.

Veinte minutos después, Harry había conseguido que sus hijos se lavasen los dientes y se metieran en la cama, aunque no que James accediera a ponerse los pantalones de nuevo. 

-Gracias por la ayuda de antes, no sabía que hacer si se volvían a echar a llorar. 

-Seguro que se te habría ocurrido algo. - lo calmó Teddy.-Conmigo siempre sabías que hacer. 

-No siempre. En un principio mi táctica era darte helados hasta que te calmases. Luego tu abuela me explicó por qué era mala idea y me prohibió darte más. 

Teddy sonrió ante la mención de su abuela, quien había muerto hacía menos de un año. Desde entonces, Teddy vivía permanentemente con su padrino, pero tal como le había explicado a Victoire, no acababa de encontrarse en casa. Los quería mucho y le encantaba pasar tiempo con ellos, eran su familia, pero al mismo tiempo se sentía como un intruso. Puede que ese fuera parte del problema: querer a alguien pero pensar que ellos no te querían tanto. 

Hogwarts es sinónimo de problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora