Hogwarts es sinónimo de problemas

39-La linea temporal donde todo sale mal

-Tan solo nos quedan dos días para terminar con todo.-anunció Alice con un megáfono en medio de la sala de los menesteres.-¡Quiero ver sangre, sudor y lágrimas! ¿Me oís?

Astrid le dirigió una mirada de cansancio. Al igual que el resto de sus amigos tenía ojeras debido a la falta de sueño.

Tal como Alice había dicho, en dos días era la inspección de Belduke. Esta vez la ministra de magia no podría presentarse (Hermione andaba ocupada en una negociación con la Organización Mágica Coreana por el programa de inclusión de alumnos nacidos de muggles) y Harry tampoco vendría (los aurores tenían problemas con un grupo de nuevos mortífagos que habían surgido hace poco). A Alice le había decepcionado saber que la inspección de Belduke estaba en segundo lugar en sus agendas, pero al menos tendría una oportunidad para echar al director de una vez. Y recuperar a su padre. Ese punto también era muy importante en el plan de Alice.

-¿De verdad hace falta usar eso?-bostezó Lucy, que por poco se duerme encima de una de las cajas. Sacó varias tizas marca Sortilegios Weasley, de esas que solo volvían visibles lo que habías escrito cuando decías en voz alta la contraseña.

Se suponía que en esas 48 horas tenían que arreglárselas para repartir la munición entre los alumnos y colocar todo sin levantar sospechas. Esto sería complicado, sobre todo entre los alumnos de Ravenclaw, pues no podían contar con Lyssander. La merodeadora seguiría formando parte del Gran Final, pero si Belduke la veía repartiendo cohetes y cañones de pintura entre los alumnos la expulsaría antes de poder pensar en una excusa convincente.

Claro está, Lyssander no había pedido que la dejaran al margen. En realidad ni siquiera sabía que estaban limitando su participación lo más mínimo posible. Alice se encargaba de darle cosas fáciles o de que alguien la distrajera para que no se diera cuenta de lo que ocurría.

¿Y por qué Lyssander no podía enterarse de lo que estaban haciendo? Porque querría ayudar, y no podían arriesgarse a que la pillaran, no solo porque Belduke podría descubrir el plan, también para protegerla: de una expulsión, de la ansiedad y del estrés. Ninguna iba a permitir que Lyssander fuera más allá de sus límites, el problema era que la ravenclaw no solía decirle dónde estaban esos límites. Siempre les sonreía y les aseguraba que podía continuar.

Las Merodeadoras ni se habrían enterado de su ataque de ansiedad de no haber sido por Fred, quien había propuesto la idea.

-¿Quieres que dejemos a Lyssander a un lado?-había preguntado Alice, cruzándose de brazos.

Fred se había asegurado de que solo estuvieran ellos dos, Lucy y Astrid. Lorcan, Louis y James se encargaban de entretener a Lyssander.-No sé cómo funcionan las cosas entre los Merodeadores, pero nosotras no dejamos a nadie fuera.

-No sería dejarla fuera.-la corrigió Fred.

-Aún así, no estoy dispuesta a hacerlo, mucho menos a mentirle al respecto.-se mantuvo Alice firme en su posición. Los amigos no mienten, eso era algo que tenía claro.

-¿Y cuando este amigo tiene insomnio por culpa de todo lo que está pasando?-inquirió Fred.

-¿Qué acabas de decir?-interrogó Lucy.

Fred les contó lo que había pasado, sorprendido de que ninguna de ellas supiera qué le había ocurrido a Lyssander.

<<-No merece la pena.-le había dicho la rubia hacía unos días.>>

Definitivamente Fred iba a matarla.

Después de contarles lo ocurrido las Merodeadoras se miraron entre sí, como si estuvieran manteniendo una conversación telepática.