Capitulo 4

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Siempre quería saber lo que era ir a un parque y sentarte en los columpios por la noche, mientras hace un jodido frio, la luz de la luna alumbra todo y los insectos nocturnos hacen su pequeño ruido. Más no sabía lo que era estar con un chico en esta situación.

Illán me trajo hasta acá, no me ha dicho ni una palabra desde que salimos del hospital, Assia y su familia están con los tramites del funeral de la abuela Fátima, me despedí de ellos, ya que mañana será un largo día para mí, estaré junto a mi mejor amiga en todo esto que le está ocurriendo.

– ¿Cómo ha quedado tu amiga? –Illán rompe este incomodo silencio y le doy gracias a los cielos que por fin hablo.

–Digamos que bien y mal, ella es una chica muy fuerte, su debilidad siempre fue su abuela, ella en parte la crio mientras sus padres trabajaban, sentía en su corazón que era más su madre que su abuela, solo espero que Assia sea más fuerte de lo que es, allí estaré yo para que pueda lograrlo –volteo a ver a Illán y su mirada está en el suelo, pero con una sonrisa de lado.

–Eres una gran amiga, Lucia.

–Puedes llamarme Lu –sube la mirada, enarca una ceja, ruedo los ojos al cielo

–Creí que solo tus amigos tenían permitido decirte así.

–Después de hacer esto por mí, creo que te considero un tanto mi amigo, no te emociones ¿Vale? –se carcajea y asiente. –Después de todo seremos más cercanos, lo digo por mi hermano y tu hermana.

–Hermanastra...

– ¿Tan mal se llevan tú y Margaret? –duda un poco en hablar y suspira.

–Pensamos diferente, soy un chico que le gusta la adrenalina, las fiestas, disfrutar mi vida como si fuera el último día, me gusta pasármela de lo mejor, cosa que Margaret es todo lo contrario. Ella quiere que nos concentremos en el negocio de papá, pero yo no quiero, quiero tener mis propias cosas, quiero ser independiente –lo miro concentrada en todo lo que dice y de pronto su mirada me sorprende. –Lo siento, suelo hablar mucho de mí.

– ¡Ja! Aun no me conoces Illán, suelo hablar hasta de como es mi sangre cuando menstruo –sus ojos son de horror y de seguro mi risa es tan escandalosa que se escucha en todo el parque. –Ves, así soy de confianzuda, y no me avergüenza lo obvio, menstruar, menstruar, menstruar...

– ¡Dios, entendí! –ríe. –Eso sin duda ha sido totalmente asqueroso –saco mi lengua y reímos al unísono.

–Deberíamos volver, debo descansar un poco y por la mañana contarle a mi familia lo que ocurrió.

Illán sonríe y nos levantamos del columpio, tomamos camino al coche y nos adentramos a este, coloco mi cinturón y recuesto un poco mi cabeza en el asiento y mi mirada sube para ver el cielo estrellado, la brisa fría choca en mi cara y mierda, creo que ahora si vencerá el sueño.

.

Despierto de golpe y me sorprendo al ver donde me encuentro aun, en el coche de Illán, volteo a verle para reclamar por qué no me despertó y lo encuentro dormido en su asiento, sus brazos cruzados y ceño fruncido.

Comienzo hacer un poco de ruido para que él despierte de a poco y lo estoy logrando, sus ojos se abren lentamente y me sonríe de lado, me siento un poco avergonzada y miro a un lado.

–No debiste dejar dormir a esta morsa en tu coche, es lo peor que podéis hacer, tienes suerte de que mi baba fría me despertó –su cara de asco me causa tanta gracia que siempre tratare de decir cosas asquerosas.

–Carajo, no había necesidad de decir eso, diosa –sonrió, tomo mis cosas y quito mi cinturón.

–Gracias Illán, no sé cómo agradecerte esto que has hecho por mí.

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora