Capitulo 43

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–Lucia... Lucia... ¡Lucia! –reacciono y siento mis manos pegajosas.

– ¿Eh? ¿Si? –observo mi mano llena de dulce de leche.

–Se supone que eso va en la malteada, no en tu mano, ¿No? –miro a la persona a mi lado. –Es tu primer día de trabajo, concéntrate.

–Mile... lo siento, es mejor que limpie las copas y vasos ¿No crees? Antes de cometer un desastre acá –la chica a mi lado, de nombre Milena, sonríe y asiente.

Y eso hago, prefiero lavar las cosas sucias, no tengo mente para otra cosa, no quiero hacer un desastre de malteadas y helado, luego las consecuencias serán solo para mí por despistada, tendré que dejar toda mi paga para reponer lo perdido.

En eso se han basado estas dos últimas semanas, me encuentro completamente perdida, pensando y pensando, esperando cuando Graciela me dé la primera bofetada con esas putas fotos. Desde el día que nos vimos, no ha hecho ningún movimiento y eso es lo que me tiene muy preocupada, al siguiente día, gracias a Margaret, se enteraron que Graciela ya estaba libre y la preocupación, –porque Illán se enterara de ello– salieron a flote.

Por otro lado, no se absolutamente nada de Illán, ni siquiera me tomo la molestia de hablar con su familia, intento no hablarle, no quiero hablarle, y él ni siquiera se preocupa por mí. No ha hecho más post en su cuenta de Facebook, eso me deja saber que está inactivo una vez más. Me han picado los dedos para así escribirle, pero me gana más el orgullo y no lo hago, quisiera tanto contarle lo de Graciela, pero con lo testaruda que soy, no lo haré.

He estado tan hundida en el problema de Graciela, que ya ni siquiera me siento estable estar solo encerrada en casa. Hace una semana decidí buscar trabajo, mi mamá no quería, pero yo insistí, ahora estoy aquí, en un local de malteadas y helado que solía frecuentar. Necesitaba distraer mi mente, no quiero estar en casa, no quiero hablar con nadie, volví del viaje y ni siquiera he tenido un momento tranquilo desde que regrese.

Ya la navidad esta pronta, estamos en vacaciones festivas y tener un trabajo mientras me ayudo, –o eso creo– porque si sigo de este modo, seré un desastre de dulce y malteada.

En mi mente esta lo del vídeo, las fotos, me siento tan mal, tan destrozada, ¿Cómo alguien puede destruir la poca paciencia y estabilidad de las personas?

–Lucia, ese vaso ya está limpio... –escucho la voz neutral de Milena y asiento, lanzo la toalla y me doy media vuelta.

–No puedo más, Mile, necesito contarlo ahora o nunca, ¿Puedes ser mi hombro? –me mira un tanto perpleja, pero asiente, le pedimos a otro chico que trabaja aquí que nos cubra unos instantes y nos vamos a una de las mesas.

Hoy es mi primer día oficial trabajando, pero estuve semana y media en periodo de prueba, la pase y aquí me encuentro, en mi primer día, pero lo estoy jodiendo todo por la actitud que estoy teniendo en no percatarme de lo que estoy haciendo.

– ¿Qué es lo que te pasa? El día de hoy has estado muy ausente, sé que no somos grandes amigas, recién nos conocemos, pero puedes contar conmigo, ¿Vale? –suspiro.

–Lo sé, y gracias, no creo ser capaz de contarle a mi mejor amiga, ella tomaría el primer vuelo y no es lo que quiero, quiero intentar solucionar las cosas por mi lado.

–Bien, te escucho.

Tomo una fuerte bocanada de aire y expulso todo y con todo, me refiero a todo. Teo, Marbella, Illán, Graciela. Ella no tiene ninguna expresión solo me escucha y asiente, siento como me libero de un gran peso que llevo en mis hombros, esto debía hablarlo con Assia en principio, pero, aunque sé que tomaría el primer vuelo a Barcelona, tampoco es muy fácil comunicarse con la árabe.

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora