Capitulo 11

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–Modo zen, Lucia Cadaval, tu puedes modo zen... –agito con fuerza la almohada y termino por lanzarla a un lado. –Soy un terrible caso, el modo zen no me ayuda.

Tomo otra almohada la coloco en mi rostro y la presiono para gritar con todas mis fuerzas, desquito un poco de mi coraje de esta manera y lanzo la almohada a un lado. Tomo mi móvil y marco a mi mejor amiga que por cierto aun no aparece, y creo no aparecerá, llamo e intento, pero me lleva al buzón.

Cierro mis ojos para tratar de obtener algo de sueño, pero es imposible aún es temprano y no me obligare a dormir, cuando suelo hacerlo me levanto de mal humor.

Me acuesto de lado para así ver a mi lindo conejito comer y tomar agua, un silencio se hace presente y escucho pequeños golpecitos en la ventana. Quizás es un animalito, me levanto y abro las cortinas, observo que no es nada y en un segundo una pequeña piedra muy diminuta golpea mi ventana, abro la ventana y saco mi cabeza por esta, trato de ver en lo oscuro y otra piedra golpea en mi frente.

– ¡Mierda! Jodida puntería –sobo mi frente y escucho una risa, vuelvo a ver y giro mis ojos al ver de quien se trata.

–Julieta, lanza tu largo cabello para trepar hasta tu cuarto y darnos deliciosos besos a lo salvaje.

–Uno, la dueña del cabello largo es Rapunzel no Julieta y segundo, no soy Laura Biel y tú no eres Massimo Torricelli –Illán me mira confundida, pero una sonrisa está en sus labios. –Debes leer los libros 365 Días, para que así entiendas.

–Que traviesa –niego y sonrio. – ¿Por dónde subo? –le muestro el camino por un árbol no muy alto que da con el techo y así puede entrar por la otra ventana.

Cierro la ventana por donde lanzo piedras y voy por la otra, quito a mi conejo para que no sufra un accidente e Illán entre sin complicaciones a mi habitación, le hago con mi dedo índice que no hable muy fuerte y asiente.

– ¿Que hacéis aquí? –Illán camina hasta mi cama, quita sus tenis y se acuesta sobre ella.

–Visita, quería visitarte, pero no quise entrar por el frente porque quería conocer tu habitación –me cruzo de brazos y me siento al borde de la cama. –Tengo entendido que ese libro mencionado es de mucho sexo salvaje, ¿No? –bufo y sonrio.

–Sí, sí, es más sobre eso, fin del tema –me abuchea. –Querías ver mi habitación, o, ver donde pretendes en tus sueños claro está, follarme –enarco una ceja, este me mira fijo y niega.

–Por Dios Lu, que genio que llevas hoy, ¿Ocurrió algo? –tomo un poco de aire y lo dejo salir todo, asiento y se acomoda para que los dos entremos en la cama, me acuesto a su lado y ahora somos dos quienes vemos el techo de mi habitación.

–Tuve una cita, fue una porquería, la peor que he tenido –gira su cabeza y me da una de esas miradas que dicen; anda cuéntame todo, te escuchare, sonrió de lado y le cuento todo.

Se suponía que todo se lo contaría a mi loca árabe, pero veo que Illán llego en el mejor momento y así puedo entrar más en confianza y poder contarle todo, le explico todo con lujo de detalles y escucha atento, en minutos escupo todo lo que llevo dentro y estoy más tranquila.

–Ese Teo Fernán, debe comportarse como un verdadero hombre, no es mal chico, pero tiene un chic en su cabeza que lo hace actuar muy idiota, y ese tal David es un ridículo, debió darte el derecho de la duda –se encoje de hombros. –No hay dudas, soy lo mejor que ha llegado a tu vida, Lucia –le miro fijo y me hecho a reír.

–Dios Illán, te cuento y tú me sales con eso –sonríe. –Supongo que, si, eres lo más normal que me toco –me mira asombrado, rio. –De verdad, me agrada esto, me escuchas y no me juzgas.

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora