Días después...
Creo que en este instante estoy en un momento crítico y desesperante de mi vida, mi habitación es un desastre, no sé si quiera donde se encuentra Algodón, tengo la cabeza partida en dos por pensar tanto lo que debo hacer, es desesperante tener las cosas al alcance de mi mano, pero no, simplemente no es fácil con solo tomarla y ya.
Enciendo la estéreo, conecto mi móvil y busco una canción en específico, Cool de Gwen Stefani y le doy todo el volumen. Observo la habitación y no tengo idea por donde comenzar, si organizando mi ropa o buscar a mi conejo que debe estar en cualquier lugar de estas cuatro paredes.
Decido por organizar la habitación y que Algodón aparezca, me muevo de un lado y bailo al ritmo de la música, escucho el tocar de la puerta, pero no quiero ver a nadie y mucho menos escuchar el sermón de mamá con respecto a la presencia de papá. Debo ir en unas dos horas aproximadamente a la universidad y debo hacer esto en tiempo record para luego darme una ducha, arreglarme e irme.
– ¿Lucia? –escucho la voz de mamá volteo a mirarle. –Disculpa que entre sin tu permiso, pero, el desayuno está listo.
–Está bien mamá, solo quiero dejar ordenada mi habitación y bajare en cualquier momento –vuelvo a lo que hacía.
–Hija, yo...
–Lo siento ¿Ok? –volteo a verle. –Lamento lo que ocurrió con Illán, una vez más, lamento no haber dormido en casa esa noche, de verdad mamá, lo siento lo menos que quiero es incomodarte con mi malcriadez, lo siento.
–Sé que no quieres ver a tu padre, pero te lo he dicho reiteradas veces mi niña, no tienes por qué tener ese reproche con él, cuando es un asunto de nosotros dos, y no tuyo –le miro fijo. –Se cuánto sufriste con lo ocurrido y que no debiste pasar por eso, pero...
–Lo sé, sé que no es mi asunto, y lo tengo muy claro mamá, pero tampoco me obligues tú y mis hermanos a tener una buena relación con él, ¿Bien?
–Bien, solo por favor, baja a desayunar con nosotros, ¿Sí? –asiento. –Y lo de Illán, tranquila.
–Está bien, en un momento estoy con ustedes –esta sonríe y asiente, me da un corto abrazo y se marcha.
Me quedo observando todo mi alrededor y de pronto el movimiento de una cobija que yace en una esquina de mi habitación me deja saber que esa esponjosa cosita pequeña blanca y peluda está allí y de inmediato la rescato. Mi conejo tiene un par de pelusas en su pelaje blanco, lo limpio y lo adentro a su jaula, de pronto observo la puerta de mi habitación y quiera o no, debo bajar y desayunar con mamá y mis hermanos, ah y papá, pesarosa me encamino a la salida e ir con ellos.
_
El desayuno fue tranquilo, para mi buena suerte, mis hermanos si se entretuvieron hablando con papá, yo solo hice acto de presencia, ya que no quise simplemente lidiar con ellos y arruinar la mañana. En este par de días me la he mantenido encerrada en mi habitación, y por lo menos salir de ella me deja sentirme libre, ya que estando papá en casa lo menos que quiero es hablar con él o simplemente mirarlo.
Caminando por el largo pasillo de la universidad y observando a las personas en grupos o buscando sus cosas en los casilleros, me entretiene, llego al mío y busco los libros necesarios para mis próximas clases en el día de hoy. Tomo una bocanada de aire y expulso con pesadez, ¿Dónde estará Manuel? ¿Qué acaso no quedo todo en orden entre nosotros? Una vez más expulso aire pesado y apoyo mi frente contra el casillero.
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¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)
RomanceLa vida es un juego, ¿Pero el amor también? A la vida de Lucia Cadaval pronto llegara el juego mas intenso, ella sera consciente de todas las reglas del juego, pero solo una se le pasara por alto, 'No te puedes enamorar'. Nunca sabes si terminaras...