Capitulo 9

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Viernes, es de esos viernes donde quieres salir pero tu cuerpo quiere quedarse en cama todo el día. Estoy con ropa de casa, mi cabello desordenado, medias por el frío en mi habitación, un libro en mis manos y solo la lámpara de noche encendida.

Son cerca de las seis de la tarde-noche, Assia se fue por la mañana porque debía hacer algunas cosas con sus padres, al parecer debía ir a un almuerzo y pasaría todo su viernes con la familia.

Mamá está en el hospital, ella es enfermera y está en su turno de noche, así que literalmente estoy totalmente sola.

Mis hermanos de seguro están decidiendo a que club o bar ir después de su día de trabajo. Rubén trabaja en un hotel, es gerente de recepción y por lo tanto siempre que llega su fin de semana está listo para irse de fiesta y se va a dormir al hotel para no perder su día de trabajo, bien pensado del condenado.

Ricardo al igual que yo estudia, él ya está por terminar su carrera de Gastronomía, pero por el momento trabaja en un restaurante súper elegante, eso le ayuda muchísimo con su carrera así que, él prefiere ir por tragos y volver a casa temprano, no hacer nada loco. Lorenzo es administrador de una empresa de perfumes y claro pasa sus tiempos libres con su novia Margaret, ya las fiestas las dejo a un lado.

Y yo, estudio Psicología, por el momento trato de disfrutar de las pocas vacaciones que me quedan.

–Luci, ya me iré al restaurante, hoy trabajare turno de noche, por favor cuídate y si saldrás por favor cuídate, te quiero chiquita –escucho a Ricardo del otro lado de la puerta y sonrió.

–Está bien, te quiero que te vaya muy bien –no escucho nada más y solo escucho el sonido de la puerta principal cerrarse.

Me quedo en mi cama y tomo uno de mis peluches, me recuesto un poco y mi vista va hasta la jaula de Algodón, él está de un lado a otro y mis ojos de pronto se sienten pesados. Sin duda alguna mi viernes tiene pinta de estar en casa, descansar, quizás dormir y por supuesto comer en cuanto llegue el hambre se haga presente.

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Un fuerte trueno se escucha y salto de la cama asustada, veo el reloj de mi mesita de noche y son las nueve de la noche, dormí unas ¿Tres horas?

– ¿Por qué tanto?

Bostezo y froto mis manos en mis ojos adormilados, me siento y estiro mi cuerpo, bajo de la cama y camino hasta la ventana, todo está nublado, la luna ilumina muy poco y está comenzando a llover. Busco una manta gruesa y la coloco sobre la jaula de mi conejo, busco mi abrigo y me coloco mis pantuflas, tomo mi móvil y salgo de mi habitación.

Bajo y me desvió a la cocina, preparo algo de chocolate caliente y por el sonido de la lluvia será por un largo rato, las lluvias de verano son así de repentinas, extrañas.

Tomo mi taza de chocolate y me siento alrededor del mesón de la cocina, coloco ambas manos alrededor de ella y tomo un sorbo. Me relajo un poco y tomo mi móvil, comienzo a revisar mis redes sociales y no tengo mensajes ni de mi mejor amiga, coloco el móvil a un lado y disfruto de mi taza de chocolate.

El móvil de pronto empieza a sonar y noto que es una llamada, el nombre de Illán reflejado en la pantalla.

–Hola...

Hola diosa, ¿Qué tal estás? –se escucha música, aunque muy lejana.

–Bien, con una taza de chocolate en mi mano ¿Y tú?

Estoy en casa de un amigo tomando, ven y acompáñame –pienso en la lluvia y en mis ganas de dormir y trato de buscar la manera de evitar salir.

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora