Capitulo 46

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Teo entra por la puerta de su habitación y la cierra detrás de él, me entrega una taza de café, me doy un sorbo y este café esta amargo. No me gusta, pero supongo que me ayudara con esta resaca de los mil demonios.

Llevo la taza a mi boca y tomo un sorbo más, siento una mirada sobre mí y alzo la mía, observo a Teo sentado en un sillón que tiene en la esquina de su cuarto, el lleva un libro en su mano, su pierna cruzada y con esa forma desgarbada que porta el día de hoy. Debería ser un pecado que un hombre se siente de esa manera, siendo honesta se ve muy sexy, le luce. La imagen fugaz de nosotros dos comiéndonos la boca en la discoteca titila en mi cabeza y espabilo para no centrarme en ello.

Comienzo a toser por lo repentino y coloco la taza en la mesita de noche a mi lado, carraspeo un poco y salgo de la cama. Una repentina corriente de frio recorre mis piernas, bajo la mirada y mis ojos se abren tanto por el asombro, salto a la cama y me cubro con la sabana.

– ¿C–como es que estoy sin nada? Yo llevaba un vestido, no un suéter –Teo sonríe de lado y cierra el libro. –Sé que no era muy largo que digamos, pero al menos me cubría.

–Tranquila, no te desnude yo, si me dieron ganas, pero no me aprovecharía de ti –detesto su cruda honestidad. –Yo solo busque ese suéter y te pedí que te lo colocaras y durmieras tranquila, yo dormí en otra habitación.

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Soy extremadamente sexy ¿Cierto? ¡Ja! Solo mira los sexys que son mis piernas –balbuceo estupideces mientras subo sobre su cama y comienzo a saltar.

–Lu, ya duérmete, te aseguro que mañana tu cabeza explotara tanto que lo lamentaras –caigo de rodillas sobre la cama y niego.

–Ven, duerme conmigo –doy golpes leves a un lado de la cama, me mira, seguido niega.

–Ten, coloca este suéter, debes estar arropada, yo me iré a la otra habitación, puedes tomar un baño si lo deseas –camina hasta la puerta y rápidamente lo tomo del antebrazo.

–No, no quiero estar sola –me siento mareada una vez más. –No es buena idea, ¿Podrías esperar a que me duerma? –Teo suspira y asiente. Camino hasta el baño, coloco el suéter y él me da la espalda para que yo entre a la cama.

–Bien, cierra tus ojos –su voz es distante, fría.

–Está bien –me acomodo entre las sabanas. –Si fuera sabido que tu actitud cambiaría por habernos besado, te juro que no lo hubiera hecho –comento, dándole la espalda. –Pero descuida, hare borrón y cuenta nueva.

–Me encanto besarte, Lu –fijo la mira en un punto de la habitación. –Jamás podría arrepentirme de haberte besado después de tanto tiempo, y más aún, sintiendo todo esto que siento por ti.

– ¿Qué sientes por mí?

–Ya duérmete, ¿Si? Para mañana olvidaras todo esto –me giro en mi lugar, dándole el frente, él está sentado en el suelo, con su espalda apoyada al borde de la cama.

–Por favor, dime –trato de no sonar anhelante, me sale del asco. –Dime.

–Siento de todo, cuando fuimos novios, debí aprovechar esos tres meses para conocer todo de ti, más sin embargo, fui un idiota –deja caer su cabeza hacia atrás, apoyándola en la cama. –Me da coraje el dolor que llevas y la verdad no sé qué es lo que te está pasando.

–Yo, no quiero hablar de eso.

–Lo sé, y eso me da aún más coraje –confiesa. –Porque quiero escucharte y ver en que te puedo ayudar, Lu –siento un nudo en la garganta. –No sé qué ha pasado con Illán, pero no todos los hombres somos como él, Lucia.

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora