Capitulo 39

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Lucia Cadaval.


La profundidad de sus besos logra que el corazón me palpite tanto, que me desestabilice y me quede en blanco. Sus manos abiertas rozando mis espaldas, suben y se encarga del broche de mi brasier, este cae al suelo y al vernos fijo, sonreímos. Me encargo de quitar su camisa de vestir y al ver su torso bien trabajado, acaricio y dejo algunos besos en sus hombros. Me presiona más a él, rodeo sus hombros, enredo mis dedos en su mata azabache y en cuanto con fuerza me alza, cruzo mis piernas alrededor de su cintura y nos encaminamos a la cama.

Los besos van y vienen, los roces y jadeos de mi parte. Me deja caer con suavidad sobre el colchón de la cama y alzando una de mis piernas, comienza a dejar besos desde la rodilla hasta mis pantorrillas y luego se encarga de mi calzado. Aprieta, masajea, me calcina su solo toque, y no me molestaría terminar calcinada entre sus caricias y con su cuerpo encarcelándome.

Después de encargarse de mi calzado, quedo con las plantas de mis pies apoyadas sobre el suave colchón y abre mis piernas. Illán se inclina en mi dirección, quedando entre mi pecho y la línea entre mis senos, sus besos comienzan a descender, le miro fijo, esa increíble conexión de miradas que ocurre entre nosotros dos. Me estremezco en mi lugar en cuanto sus labios llegan a mi vientre, le miro fijo, este no me aparta la mirada, inhala y en cuanto deja salir todo el aire retenido, choca en mi piel y un jadeo brota sin mas

Con sus dedos índice y pulgar, toma el fino liguero de mis bragas y las comienza a deslizar por mis piernas, noto como sus músculos se contraen en cada movimiento, y me encanta. Quedando desnuda en su totalidad, Illán baja de la cama y comienza a encargarse de su pantalón de vestir, primero su cinturón, luego el botón y en cuanto baja el cierre y se lo quita en su totalidad, la erección que lleva me deja saber, que está más que listo.

Yo, sintiendo un extraño impulso, me voy hacia él, quedando de rodillas sobre el colchón, sintiendo la deliciosa humedad en mi entrepierna, y quedando a su altura, sin apartarle la mirada, me encargo de su ropa interior y al notar lo duro que esta, algo se acciona en mí y lo único que se pasa por mi mente, es algo que, sin más, me arriesgo hacer.

Lo tomo entre mis manos, relamo mis labios y al acercarme paso mi lengua e introduzco lo que puedo, para comenzar hacerle, sexo oral. La pesadez de su respiración se hace palpable, yo me dejo llevar por el momento, sin saber que carajos hacer, comienzo hacer movimientos con mi cabeza y jugando con mi lengua. Un gruñido gutural de parte de Illán me deja quizás saber, que lo estoy haciendo bien, alzo mi vista y una punzada en mi estómago aparece en cuanto sus ojos ya me miraban.

Continúo moviendo mi cabeza de atrás hacia adelante y sin apartarle la mirada, este deja caer su cabeza hacia atrás y los músculos de su pecho se ven de una manera exquisita. Acelero mis movimientos, los gruñidos de gusto brotan más seguido, y la humedad en mi entrepierna es cada vez más. No quiero dejar de hacerlo, pero Illán de pronto me detiene, y al verlo, limpio las comisuras de mis labios y aquello es como si logra que algo se accione en él y sin más, se abalanza sobre mí.

Quedando arriba de mí, busca mi boca y me besa con una profundidad que me arrebata los sentidos y me hace sentir de todo. Nos deslizamos hacia arriba, Illán comienza a tantear a su lado, llegando a la mesita de noche y con una maldición se aleja una vez más de mí y comienza a buscar en su pantalón de vestir.

– ¡Maldición! –vuelve a quejarse, lo veo desde mi lugar, sonrió. – ¡Increíble! Me olvide de los jodidos condones –me voy hasta él, paso a su lado, tomo mi cartera de mano, busco en ella, saco una tira de tres.

–A veces es bueno venir preparada –me mira de pronto, desde mi lugar, desnuda y con un frio abrazador lo observo. –Illán, ahora debes ganártelos.

¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora