¡Que Comience el Juego! ★ (Bilogía Juegos de Amor #1)

Capitulo 42

Volví a la habitación, por suerte no estoy destilando agua y no me han llamado la atención en el vestíbulo del hotel. Después de que Teo me dejo sola en la playa decidí caminar un rato y pensar, no sé qué ocurre con Illán, como de la noche a la mañana cambio tanto, dijimos que cuando hubiera problemas los íbamos aclarar, creo que no hay ninguno porque si así fuera ya lo hubiera hablado conmigo.

Por otro lado, no sé qué ocurre con Teo, de un momento a otro me dice que todo fue una broma su confesión hacia mí, pero luego me sale con que no puede con esto y la verdad estoy hundida en un hoyo profundo y no sé qué hacer. Las chicas por suerte aun no llegan, porque si me ven de esta manera será el eterno interrogatorio, ignoro mi móvil, la luz intermitente me da a entender que tengo mensajes y de verdad no los quiero leer.

Quito toda mi ropa, cubro mi cuerpo con la toalla y camino hasta el baño, abro la llave para llenar la bañera y me aseguro que el agua esté tibia, no quiero tener una ducha rápida quiero pasar un momento en el agua para olvidar todo esto que me da vueltas en la cabeza.

La bañera se termina de llenar, aplico sales y aromatizantes que el hotel te obsequia, enciendo un mini reproductor que Adela trajo con ella y dejo que la música corra. No tengo idea que escucha ella, pero no le daré importancia solo quiero relajarme, no sentirme de un modo u otro, sola.

Entro a la bañera, el agua tibia en mi piel desnuda, me recuesto y tomo una fuerte bocanada de aire, en el reproductor comienza a sonar una canción muy conocida, por lo menos Adela tienen buen gusto por la música, es la voz de Laura Pausini. Tarareo un poco la canción que ahora suena.

–'Yo que habría estado por ti, en cualquier lejana ciudad, sola, por instinto sabiendo amarte, sola, y siempre ya junto a ti. No puedo dividirme ya entre tú y mil mares, no puedo ahora estar cansada de esperarte'.

Tengo mis ojos cerrados, suspiro una tras otra, me siento tranquila, debería de comenzar a pensar un poco en mí, no debería dejar que la mente y los pensamientos me consuman. La canción me da muchas señales y aun no estoy para eso, trago duro porque siento un nudo inquietante en mi garganta.

Abro mis ojos y comienzo a lavar mi cuerpo, me hundo en el agua y al salir las lágrimas sin más comienzan a salir. ¿A quién trato de engañar? Estoy agobiada hasta los huesos, estoy martirizada, estoy intentando buscarle una respuesta a todo lo que en este momento me esta calcinando por dentro. No entiendo porque ahora solo tengo ganas de llorar, debo dejar de hacerlo, pero me es inevitable, tengo esa duda en mi mente que dice; ¿Qué hiciste? Y no tengo una maldita respuesta, y sé que no hice nada malo.

Vuelvo a hundirme en el agua y al salir a flote me levanto, tomo mi toalla y cubro mi cuerpo. Tomo una para secar mi cabello y salgo del baño, busco algo de ropa para dormir y escucho que llaman a la puerta, camino hasta la puerta mientras mojo el suelo y abro la puerta.

– ¿Si, diga? –es un trabajador del hotel.

– ¿Lucia Cadaval? –observa un papelito y asiento.

–Si, en que puedo ayudarle –estira su mano y me entrega una rosa azul y una nota.

–Disculpe la interrupción, feliz noche... –asiento y luego cierro la puerta.

Una rosa azul; ¿Illán? Imposible, camino hasta la cama y me siento al borde, la música aún resuena por el espacio, llevo la rosa hasta mi nariz e inhalo su rico aroma, abro el pequeño sobre y solo tiene unas pocas palabras.

'Te espero en la azotea del hotel, Teo.'

Leo y releo el escrito, veo la rosa y busco algo para que no se marchite, tomo la nota y la guardo en mis cosas. No pretendo ir, luego de que me dejo sola y con la culpa de no poder corresponderle va y me dice para vernos.