¿Cristian? ¿Jessy?

Rescate

Lucas:
- ¡ABRAN LA MALDITA PUERTA! – Grito papá y lanzo un tiro al aire, pero no obtuvo respuestas.

No satisfecho con lo que lo que acaba de ocurrir, decidió abrir la puerta de una patada. Mire de reojo a Javier y me di cuenta de que era un cobarde ya que este se encontraba detrás de Zac como si mi amigo fuera un escudo o algo parecido y yo no tenía reacción alguna, admito que me asusto el disparo, pero luego volví a la normalidad.

Los cuatro entramos ahí estaba el con una estúpida sonrisa, sentado en una silla de abuelos, esas que se mesen, parecía un loco riendo solo.

- ¿Dónde está Jess? – Grita el idiota de Javier como si supiera lo que hacía, y todos lo miramos.

- Búsquenla – Responde el muy sínico.

- ¿Qué les hiciste? – Pregunta mi viejo apuntándolo

El tipo me mira y se acerca a mí, mientras mi padre no deja de apuntarlo por si comete alguna locura - ¿Quieres saber lo que le hice a tu pequeña? - Pregunta en un susurro – La hice mía, POR QUE ES MIA – Grita de repente y apretó mis puños para no hacer nada – Le di lo que tú no pudiste, no se quejó en ningún momento, la tuve entre mis piernas y grito mi nombre – Escupió sus asquerosas palabras en mi cara y yo seguía manteniendo la calma. – Déjala que descanse – Susurro en mi oído y yo apretaba mi mandíbula.

Mientras tanto Zac y Javier miraban la escena, la expresión de Zac era de asombro ya que nunca me había visto tan tenso, tampoco podía creer que me humillaban y yo no hacía nada por defenderme.
En cambio, Javier estaba tenso también, sé que sus intenciones al igual que las mías es romperle la cara a este hijo de puta, pero ambos sabemos que es imposible.
Mi padre apuntaba con su pistola y escuchaba atento lo que él decía, él no tenía expresión alguna, solo se basa en apuntar y si era necesario él tendría que disparar.

- ¿Dónde están? – Grito mi padre furioso.

- NO ME GRITES - Dijo sacando una pistola y en cuestión de segundos lo apunto y yo lo mire y no podía creer lo que veía. – No te preocupes a tu mujerzuela no le hice nada –Dijo con una sonrisa sínica.

Luego apunto a Javier quien solo se dispuso a apretar su mandíbula, seguido de apretar sus puños y tragar seco. 

- ¿Sabías que Jess es la mejor amaté que tuve en toda mi vida? – Provocando que Javier haga algo para defenderse y si, consiguió lo que quería.

- CIERRA LA BOCA INBESIL – Grita el muy idiota y el tipo apunta su cabeza y carga la pistola y Javier traga seco.

Zac se cansa de esta dramática situación y actúa, se aleja del lugar donde estaba y luego corre hacia a el loco y le golpea en la cara haciendo que este se caiga al suelo, Zac se pone encima del vuelve a golpearlo, hasta que este señor cuyo nombre desconozco puede agarrar su pistola y lo apunta.

- DISPARA MALDITA SEA – Grita mi amigo desafiándolo - VAMOS HAZLO -Grito nuevamente. Este obedeció sin preocuparse por nada al instante mi padre hizo lo mismo hacia el sujeto que disparo primero.

Javier y yo nos miramos mutuamente, sabíamos que teníamos que buscarlas. Mi padre lamo una ambulancia para Zac y bueno el tipo que en realidad quisiera que este muerto.

Javier y yo nos separamos, el irire por la derecha y yo por la izquierda, valla que la casa era inmensa. Entre a una habitación que estaba cerrada con llave, logre entrar pateando la puerta.

DIOS MIO lo que veía a mi alrededor no me gustaba para nada, eran fotos de ella desde que era muy pequeña hasta la edad que tiene hoy en día, tenía fotos de ella desnuda, con ropa, sonriendo o no. Amaba y amo a Jess, pero no a tal límite de la locura. Quizás en realidad no la amo, quizás no siento por ella lo que debería sentir por ella, no lo sé.

- LUCAS LAS ENCONTRE – Grito Javier sacándome de mis pensamiento y corro hacia donde estaba el.

Allí estaba ella con su madre, ambas estaban completamente dormidas, Jess estaba demasiado pálida y Marta al parecer no tenía nada más que un par de moretones al igual que su hija.

Mire a Marta y me dirige a ella, Javier me miro asombrado por mi decisión, y luego de eso se dirige a Jess y ambos cargamos a las que rescatábamos y nos dirigimos afuera donde se encontraba otras dos ambulancias más y los doctores nos arrebató a las mujeres y se las llevaron en la ambulancia.

Era hora de dejarla ir, dejarla ser feliz, darme por vencido, yo no la amaba como ella hubiese querido, yo solo la lastima quizás, sé que me mintió, pero ya se lo perdoné, yo no la hacía feliz y es por eso que ella decidió estar con él, JESS PERDÓN, pero te tengo que dejar ir.