Te odio

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Al llegar a casa me encontré con Javier en sentado en el sillón de la sala principal, estaba enojado y con justa razón. 

Al verme lo primero que hizo fue dirigir su mirada a manos entrelazadas con las de Lucas. Lo solté de golpe.

- ¿Qué hace este imbécil acá? – Pregunto mientras se acercaba a nosotros para asesinar con la mirada a Lucas.

- Yo, te lo puedo explicar – Dije tratando de tranquilizarlo.

- No hace falta Jess – Dijo mirando me a los ojos – Entiendo – Agrego.

Mire a mi alrededor y en frente mío se encontraba Marta quien observaba la escena y negaba con la cabeza, como si esto la decepcionara. Me importa una mierda honestamente lo que ella piense de mí.

- Sos libre – Dijo como si se estuviera desencadenando de algo – Es toda tuya – Dijo palmeando la espalda de Lucas y se retiró completamente decepcionado.

No supe que decir y Lucas me abrazo los hombros dándome fuerzas o su apoyo, en realidad no lo sabía.

Mama se acercó y podía ver la decepción que sentía por mí en sus ojos y eso me molestaba.

- No puedo creer que le hayas sido infiel a un pobre muchacho como Javier - Me regaño.

- Eres la menos indicada para reclamar algo así – Dije molesta.

- Es diferente – Dijo con el ceño fruncido y los brazos cruzados – Javier no se lo merecía – Agrego.

- ¿Acaso mi viejo se lo merecía? – Dije a punto de llorar de bronca - ¿Acaso tus hijos se merecían quedarse sin madre? – Agregue llena de odio.

- Quería protegerte – Se defendió – No quería que hicieran daño – Susurro.

- ¿De que? – Pregunte sarcástica – ¿De que me lastimaran? ¿De que me violaran? ¿De que Oscar me encontrara y me haga lo que me hizo? – Pregunte con la voz rota – Créeme que dé el no tienes que protegerme – Dije con lágrimas en las mejillas – Él no es la persona que más hizo daño en este mundo de mierda – Golpee la pared.

- Hija – Dijo ella, pero no agregó nada más.

- ¿Hija? Deja de llamarme así – Golpeé otra vez la pared – Dejaste de serlo el día en que pusiste un pie fuera de esta casa para no volver más – Dije secándome las lágrimas.

Ya no está Papa para detener mis palabras hirientes así que solo salieron de mí, liberándome de una carga que lleve en mis hombros durante años.

- Te odio, no sabes cuánto te odio, no soporto verte aquí ¿Qué haces aquí? – Di una pausa, ya no podía hablar, pero continúe - ¿Vienes a pedirme perdón? Te aviso no lo obtendrás, nunca te voy a perdonar que nos hayas dejado en la calle, con una mano atrás y otra adelante – Respire profundo y continúe – No sabes cuánto tiempo me costó para volver a confiar en las personas, odiaba y odio mirarme a un espejo ¿Sabes por qué? – Ella negó con la cabeza, mientras sus lágrimas caían por sus mejillas – Porqueta veo a vos en mi reflejo, odio saber que somos idénticas – Hice otra pausa y continúe - ¿Sabes algo? No te necesite y NUNCA te necesite – Dije remarcando el “nunca” – Salí adelante sola, con un poco de ayuda de mi padre, pero al fin y al cabo lo hice sola – Removí las lágrimas de mis ojos una vez más – Te odio – Susurre.

Lucas quedo en shock por todo lo que dije, no hacía nada más que mantener la boca abierta y Sebastián solo negaba con la cabeza.

Decidí retirarme, Salí de casa y comencé a caminar rápido, no quería que nadie me viera así, odio que las personas me tengan lastima, me encontré en un callejón, me arrincone en una pequeña esquina, me senté y abrace mis rodillas, estuve así por un largo tiempo.

De pronto sentí unos brazos fuertes que me abrazaban dándome todo su apoyo y sabía perfectamente de quien se trataba.

¿Cristian? ¿Jessy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora