CAPÍTULO 7

849 30 0
                                    

  Mientras comíamos seguimos hablando de la vida, conociéndonos un poco más. Al terminar pusimos una película en la tele, y la miramos milagrosamente hasta el final, algo alegres a causa de la cerveza y ganando cada vez más confianza.

Nos quedamos hablando hasta las tres y media de la mañana, cuando el timbre nos interrumpió. Quien puede venir a tocar timbre a esa hora? Él me miró extrañado y me encogí de hombros en respuesta, mirándolo igual de sorprendida.

- Abríme Ori - y sí, quien más iba a ser?
- Ay no, andate Julian - dije nerviosa, levantándome rápidamente del sillón y agarrando su mano para que hiciera lo mismo
- Qué? Que pasa? - preguntó confundido
- Es Benja... mi novio, te ve acá y se pudre todo, más de lo que está
- Pero si no estamos haciendo nada - se quejó mientras lo arrastraba por todo el departamento, sin soltar su mano en ningún momento
- Ya se, pero él es así, va a pensar cualquiera - expliqué y bufó.

Salimos al balcón para que saltara al suyo, mientras Benjamín seguía gritando en la puerta.

- Me estás echando por atrás como un delincuente, esta me la voy a cobrar Oriana - dijo riéndose
- Perdón Juli - murmuré apenada - Gracias por la cena y la compañía
- Gracias a vos, linda - dijo agarrándome la cara para dejar un sentido beso en mi mejilla.

Quedé dura al instante, me costó reaccionar ante semejante despedida y él rió al notarlo, para luego pasarse a su balcón y desaparecer por la puerta. Respiré hondo unas cuantas veces antes de dirigirme a la puerta de entrada.

- Era necesario venir a esta hora? - pregunté apenas le abrí
- Hola no? - dijo y puse los ojos en blanco - Sí era necesario, te extrañé, mucho
- Pasa - dije algo seca y cerré la puerta tras él
- Con quien estabas? - preguntó con el ceño fruncido y mi cara se transformó enseguida
- Con nadie, por qué?
- Por los dos vasos y las cervezas
- Ah... Jenny - mentí rápidamente - pero ya se fue
- Mmm, mejor entonces - murmuró rodeando mi cintura con sus brazos y dejando un beso en mi cuello
- Benja...
- Qué? - preguntó con su cara a centímetros de la mía
- Que venís así como si nada, te dije que no quería hablar
- Y quién dijo que yo quiero hablar? - susurró sonriendo de costado para, sin darme tiempo a nada, capturar mis labios de una forma algo desesperada.

Le seguí el beso e instintivamente llevé mis brazos alrededor de su cuello. Él me pegó a su cuerpo, para, con cuidado, guiarme hasta el cuarto.

- Shhh - me interrumpió cuando intenté hablar - me vas a rechazar vos a mí?

Negué con la cabeza mordiéndome el labio y él me dedicó una sonrisa antes de volver a unir nuestros labios, mientras sus manos se deshacían de mi camisa con increíble agilidad.

- Todavía te quedan dudas de que te quiero? - susurró en mi oído mientras acariciaba mi espalda descubierta con delicadeza y negué rápidamente
- Me perdonás? - pregunté levantando mi cabeza para poder mirarlo a los ojos
- Por qué te tendría que perdonar?
- Porque me porté como una pendeja caprichosa ayer, y te traté muy mal
- Shh, ya pasó, sí? - murmuró luego de dejar un sentido beso en mi cabeza y asentí con una sonrisa - Descansa.

  Me dirigí a la cocina mientras él aún dormía y me encargué de preparar el desayuno para los dos. Me sentía algo culpable por haberle ocultado lo de Julian y necesitaba hacer algo para sentirme un poco mejor. Puse todo en una bandeja y lo llevé al cuarto. Me tiré sobre él, con cuidado, y empecé a dejar besos por toda su cara y cuello.

- Dale, despertate morsa - susurré cuando lo noté reír y me agarró con fuerza por la cintura, girando hasta quedar sobre mí
- Buen día hermosa - murmuró con terrible voz de dormido y me limité a besarlo, con ganas.

- Ya está, basta, salí tarado - grité entre risas, intentando zafarme de su agarre - te traje el desayuno!

Comimos todo entre risas, besos, charlas. Esto era oficialmente una reconciliación. Entré a bañarme con bastante pereza y salí ya vestida como para salir a correr, como todos los domingos. Me puse una calza negra, un top y una campera del mismo color y me despedí de Benja con un beso.

- Cuando vuelvas salimos a comer - me gritó desde la cama y asentí con una sonrisa, para luego tirarle un beso y salir finalmente del apartamento.

- Ey, Julian! - grité cuando lo vi subiendo al ascensor
- Ori! Nos vemos abajo - dijo antes de que se cerraran las puertas y bajé rápidamente por las escaleras intentando llegar antes que él.

- Es más rápido por ascensor - dijo recostado sobre la pared cuando me vio llegar con la respiración bastante agitada
- Tarado - lo empujé por el hombro y él se quejó, exagerando
- Buen día, no? Que fea forma de empezar la mañana
- Buen día tarado - dije entre risas, dejando un beso en su mejilla
- Buen día vecina - reí - que bien como seguís mi ejemplo - dijo viendo como iba vestida - vas al gimnasio?
- No, no, paso... Voy a salir a correr, como todos los domingos - expliqué mientras salíamos del edificio
- Mira que casualidad, yo también salgo a correr los domingos - me contestó con una sonrisa - te molesta si te acompaño?
- No, para nada
- A tu novio tampoco le molestará?
- Mi novio no se entera - dije casi sin pensarlo
- Uy que feo que sonó eso!
- Julian! - grité y él me miró extrañado
- Qué? Sonó feo o no?
- Si, pero no quise decir eso... ay basta - dije nerviosa y arranqué a correr, dejándolo atrás.

- Se solucionó todo con... Benja? - preguntó cuando me alcanzó
- Sí - dije sonriéndole - estamos muy bien, por suerte - agregué y él asintió
- Me alegro por vos entonces - dijo devolviéndome la sonrisa.

Corrimos bastante, la mayor parte del tiempo en silencio, aunque cada tanto hablábamos un poco.

- Para, por favor Juli, no puedo más - supliqué con la respiración agitadísima
- Que flojita que resultaste ser, ya te cansaste? - preguntó entre risas y lo fulminé con la mirada.

Nos sentamos en el banco de una plaza mientras tomaba un poco de agua para recomponerme. Llevábamos alrededor de una hora corriendo y la verdad que yo no estaba acostumbrada a tanto como él.

- Te voy a sacar buena, vas a ver - dijo muy relajado y yo solo reí, estaba tan cansada que ni siquiera pude decir nada.

Volvimos caminando, a pedido mío, mientras hablábamos de todo un poco. Aunque obviamente el celular tenía que interrumpir todo. Benjamín.

- Hola...
- Se puede saber donde te metiste Oriana? Son la una y media, quedamos en que íbamos a salir a comer, donde estás?
- Podes bajar un cambio? Me entretuve y me olvidé de la hora, pero ya estoy volviendo
- Bueno apurate, estoy cansado de esperarte
- Ya voy gordo, en diez estoy ahí!

- Te tiene bastante controlada - dijo aguantando la risa una vez que corté
- No, pero digamos que lo dejé un poco plantado
- Uh perdón, no sabía, mala mía que te entretuve
- No pasa nada Julian - dije sonriéndole - la pase muy bien
- Yo también, es más divertido correr de a dos - me devolvió la sonrisa, ufff... esa sonrisa
- La verdad que sí, podríamos repetir
- Claro, cuando quieras - contestó rápidamente y yo asentí.

Ya habíamos llegado, me acompañó por las escaleras y nos despedimos para luego entrar cada uno a su departamento.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora