CAPÍTULO 49

703 25 2
                                    

  No podía parar de sonreír de solo mirarlo, qué tan embobada estaba?

- A ver, y desde cuando soy tu novia?
- Desde siempre, bueno, a menos que no quieras serlo
- No digas pavadas, qué más puedo pedir? - pregunté y me besó con efusividad.

- Suena lindo, decilo de nuevo
- Qué cosa? - preguntó entre risas - Que sos mi novia? - agregó y asentí con una sonrisa que no me cabía en el rostro
- Te amo - susurré sobre sus labios y sonrió antes de capturar los míos con una ternura nunca antes vista.

- Te amo - respondió finalmente, con sus ojos clavados en los míos.

Tenía ganas de llorar, pero no se por qué. Por ahí creí que después de haber vivido ciertas cosas nunca más iba a poder estar así de enamorada de alguien. Pero lo miraba y no lo dudaba ni un segundo, lo amaba, más de lo que podía expresar con palabras.

- Voy a resolver algo y vuelvo, sí?
- Qué cosa? - preguntó desconfiado
- Algo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo, te cuento cuando vuelva
- Me tengo que preocupar?
- No, para nada - dejé un besito sobre sus labios y corrí a agarrar mis cosas.

Me cambié y me dirigí hacia mi departamento, deseando que el tiempo pasara volando y que se me haga lo más leve posible la charla. Me bañé y me vestí más adecuadamente, con un jean y una remera simple, y me senté en el living a esperarlo. A los pocos minutos sonó el timbre y mis nervios aparecieron mágicamente. Respiré hondo antes de dirigirme a la puerta y abrirla.

- Ori - me sonrió tan despreocupado que moría por golpearlo fuerte
- Pasa - dije lo más cortada posible, luego de dejar un beso en su mejilla.

Se sentó cómodamente en el sillón y bufé, por qué tenía que pasar por esta situación? Me senté a su lado y lo miré expectante, deseando que sea breve en su discurso.

- Te escucho - largué, mientras cruzaba las piernas a lo indio
- Si, bueno, mira... no pretendo que me perdones, ni mucho menos, solo quería que hablemos civilizadamente porque creo que nos lo merecemos después de todo lo que pasamos juntos - explicó y asentí, era exactamente lo que yo pensaba - Ya se que fui un boludo y que me mandé mil cagadas, que no te respeté ni te cuidé como debía, lo se. Pero ahora que pasó un tiempo y pude pensar fríamente, te juro que no hay un día que no me arrepienta de lo que te hice - agregó y me desarmé, no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas - No se que fue lo que falló, éramos la pareja perfecta, tantos años juntos y nunca una pelea que durara más de un día, nunca nada, nos amábamos. Capaz que fui yo, o capaz que tantos años nos desgastaron...
- No importa eso, obviamente que estábamos distintos, que no era lo mismo, pero más allá de eso, la cagada te la mandaste vos. No me fuiste sincero, me lo podrías haber dicho desde un principio y terminábamos bien, pero no de la forma en que terminamos, fue... horrible
- Ya se gorda, yo...
- No me digas así, boludo
- Perdón - rió algo nervioso - es la costumbre. Mira no la quiero hacer muy larga, pero quiero que sepas que me voy a arrepentir siempre de haberte perdido, y de haberte lastimado, y, aunque no me de la cara, te quiero pedir perdón, por todo - finalizó y asentí, mientras limpiaba mis lágrimas.

No se por que lloraba, si ni siquiera se lo merecía, pero la verdad es que con lo que me dijo terminó por remover todo lo que este tiempo intentaba olvidar del pasado, y lo que tan mal me tenía. Me hacía bien saber su versión y sentirlo tan sincero, después de tantas mentiras. Lo conocía más que nadie y podía descifrar su mirada a la perfección, sabía que le costaba este tipo de cosas pero parecía tan aliviado por la pequeña charla que así me sentí yo también. Obviamente ninguna palabra iba a arreglar sus cagadas, pero por lo menos servía para seguir adelante sin tanto rencor y odio, que en definitiva no valían la pena.

- Te quiero mucho a vos - hablé, finalmente - Más allá de todo lo que pasó, fuiste muy importante para mí, lo sabes, y no esta bueno que terminemos mal, peleados, con odio y resentimiento de por medio
- Justamente por eso necesitaba hablar con vos, decirte lo que sentía y pedirte perdón
- Está bien, entonces ya está, si te deja más tranquilo, te perdono. Ahora yo sigo mi vida, vos la tuya, y listo - suspiré y él asintió.

A los pocos segundos se abalanzó sobre mí, abrazándome con tanta fuerza que apenas pude respirar.

- Yo también te quiero mucho - susurró en mi oído.

Le di una palmadita en la espalda y se apartó de mí, con los ojos vidriosos.

- Bueno, ya está - dije parándome del sillón y agarrando la camisa - Toma, y gracias por lo de ayer
- No fue nada, solo te quise ayudar - le sonreí y caminé tras él hacia la puerta
- Chau, cuidate - dije, dejando un beso en su mejilla
- Vos también, nos vemos Ori.

Cerré la puerta cuanto antes y al poco rato ya estaba tirada en la cama, queriendo dormir y no despertarme nunca.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora