CAPÍTULO 38

800 36 1
                                    

  Me dediqué a observarlo desde que subió al auto, y no podía evitar centrarme en cada gesto que hacía con su cara, cada movimiento de sus manos mientras lo encendía y arrancaba. Manejaba con tanta concentración y a su vez naturalidad que me era imposible sacarle los ojos de encima, y a él parecía no incomodarle en lo más mínimo.

- Por qué me miras tanto? - dijo con tanta ingenuidad que me reí algo fuerte
- Es que estás todavía más bueno al volante - dije de una y él largó una carcajada
- No empieces
- Por qué? - pregunté entre risas y él bufó.

Llevé mi mano izquierda a su nuca, con el propósito de molestarlo un rato. Dejé que mis dedos se entretengan con su pelo y él simplemente suspiró.

- Vamos a chocar, Ori
- Cómo? No era que manejabas mejor que yo?
- Pero mira lo que me haces, eso es trampa - se quejó y reí
- Lo lamento, me voy a ir cobrando de a poco la del cuello - dije y negó con la cabeza, mordiéndose el labio.

- Dame un beso - rogué cuando llegamos al primer semáforo, mirándolo a los ojos y con mi cabeza apoyada sobre su hombro.

Me venía aguantando las ganas de besarlo desde la tarde, y venía llevándola bien, pero él se esforzaba por ser un poco más perfecto cada segundo que pasaba.

- Podés dejar de pedir permiso para todo?
- Y vos podés activar? No puede ser que siempre te tenga que apur...

Y no me dejó ni terminar la frase. Sentí instantáneamente su mano izquierda posándose con fuerza sobre mi nuca para acercarme a su rostro y acto seguido, sus labios chocando violentamente con los míos. Wow. Por un momento me había olvidado lo que se sentía. No demoró mucho su lengua en abrirse camino, con confianza, ni la mía en seguirle el juego.

Si no fuera por las bocinas en el momento en que la luz verde volvió, probablemente no nos hubiéramos separado nunca. Me aparté rápidamente para acomodarme derecha en el asiento, mientras él puteaba por lo bajo y volvía a acelerar.

El resto del viaje se paso muy rápido, cuando quise acordar ya estábamos guardando el auto en el estacionamiento del edificio. Subimos las escaleras entre charlas y nos paramos algo dudosos al llegar a nuestro pasillo.

- Querés pasar un rato? - preguntó rompiendo el hielo y asentí rápidamente.

No se por qué pero siempre me sentía incómoda o vergonzosa estando en su departamento.

- Sentate boba - dijo con una sonrisa mientras se dirigía a la cocina - Cerveza? - gritó desde lejos y acepté sin dudarlo.

A los pocos segundos ya estaba de vuelta, con dos botellitas ya destapadas en sus manos.

- Vos vivís a base de cerveza, no? - pregunté mientras se acomodaba a mi lado en el sillón
- Bien que nunca te negas cuando te ofrezco, así que callate - retrucó e instintivamente le pegué en el hombro.

- De qué querías hablar ayer? - preguntó despreocupado, luego de tomar un trago
- No quiero hablar, quiero que vos hables - dije y frunció el ceño, algo confundido - Sí, no te hagas, quiero que me expliques por qué me mentiste
- Con qué te mentí? - preguntó haciéndose el desentendido y bufé
- Por qué me dijiste que tenías novia?

Tiró la cabeza para atrás y me quedé mirándolo atentamente hasta que por fin se decidió por hablar.

- No quería confundirte Ori, vos estabas con otro tema y no me parecía que fuera el momento para nosotros - dijo con seriedad y asentí
- Y hoy seguís pensando lo mismo?
- Sí - tragué saliva, eso dolió
- Entonces por qué...?
- Porque me gustas, mucho - interrumpió, sabiendo a qué me refería - y porque soy hombre, no tengo esa capacidad de resistirme que tienen ustedes - agregó y sonreí desganada.

Tomé un poco de cerveza y le corrí el pelo hacia el costado, durante un momento algo tenso.

- No se si es el momento o no - largué, rompiendo el silencio - pero me hace bien estar con vos, y es lo único que quiero
- Estás dolida por lo que te hizo el otro boludo, no podes saber con claridad lo que querés a dos días de haber cortado con tu novio
- Pero vos mismo me dijiste que no piense más en él, y cuando estoy con vos ni siquiera se me pasa por la cabeza, entendés?
- Pero justamente por eso, yo no quiero que me uses para olvidarte de él, o porque estás resentida, por eso te digo que no me parece el momento
- En serio podes pensar que te estoy usando, Julian? - pregunté elevando el tono de voz y él se encogió de hombros - Te estás equivocando y mucho
- Puede ser, pero no puedo evitar pensar eso cada vez que estoy con vos, es horrible
- Al final sos más vueltero que una mina - dije tirándome para atrás en el sillón.

No dijo nada al respecto y a los pocos minutos volví a acercarme.

- Ey - susurré, agarrando su cara con una mano para lograr que me mire - Puede que sea un poco rápido todo, sí, y tenés razón. Pero por primera vez en mi vida se lo que quiero, y no te voy a dejar pasar como ya hice una vez
- No es eso Ori, es... dejar que se acomoden las cosas
- Y por qué no podemos estar juntos mientras las cosas se acomodan? No es tan difícil - dije casi en un tono de desesperación, por lo que él sonrió
- Me vas a terminar ganando por cansancio vos - dijo cerrando los ojos y reí.

No hice más que acurrucarme a su lado y rodear con mis brazos su cintura, aferrándome con fuerza. Y él no tardo mucho en pasar un brazo sobre mis hombros y con la otra mano acariciar mi pelo, con delicadeza.

No se qué pasaría con nosotros de ahora en más, ni cuanto me iba a costar que afloje del todo, pero estando entre sus brazos nada de eso me preocupaba. Solo me importaba permanecer así por mucho tiempo más y que por nada del mundo se le ocurra soltarme.

- Te quiero - largué, casi en un susurro
- Yo más, pendeja - dijo e inevitablemente sonreí, para luego cerrar mis ojos y abrazarlo aún más fuerte, luego de dejar un beso sobre su pecho.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora