CAPÍTULO 56

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* Tenía sus ojos café clavados en mí y juro que no existía nada mejor que esa sensación. Sonreí, algo tímida a medida que se acercaba, con seguridad, hasta el punto de chocar su frente con la mía.

Sus manos se deslizaron desde mis hombros, recorriendo lentamente mis brazos, logrando erizarme por completo la piel, hasta alcanzar mis manos. Las rodeó con delicadeza para luego entrelazar nuestros dedos y volvió a mirarme a los ojos, con una mezcla perfecta de deseo y ternura.

Acorté la poca distancia que había entre los dos y me detuve apenas nuestros labios se rozaron. Él sonrió levemente ante el contacto e inmediatamente soltó mis manos para agarrarme con fuerza por la nuca. Entreabrí los labios como dándole permiso y no demoró ni dos segundos en acercarme más a él para por fin capturarlos con necesidad.

Tuve el impulso de llevar mis manos a su camisa y lo hice, sin importarme nada. La desabroche con algo de desesperación a medida que el beso subía de tono, y él, lejos de sorprenderse ante mi reacción, se la terminó de sacar para luego deshacerse de mi vestido en un solo movimiento.

Volvió a unir nuestros labios mientras me alzaba y rápidamente rodee su cintura con mis piernas. Con algo de torpeza me dejó caer sobre la cama con él sobre mí *

Media hora había pasado desde que se había quedado dormido, y yo no hacía más que mirarlo y admirarlo. Era tan perfecto que no podía ser real. Tenía su brazo por debajo de mi cabeza y yo rodeaba su cintura con el mío, aunque bastante seguido mi mano paseaba por su pecho, dejando una serie de dibujos abstractos con los dedos. Su respiración estaba tan calma que me podría haber quedado escuchándola toda la vida. Pero en algún momento el sueño me venció.

Me desperté sintiéndome un poco rara, o bastante. Él no estaba ahí y por un momento dudé que haya sido otro sueño. El mismo sueño para ser exacta. Pero no, comprobé que había sido todo tan real como mi resaca cuando me levanté para ir al baño y noté que me dolía cada parte del cuerpo, hasta las que no conocía de su existencia.
Me bañé y salí envuelta en una toalla, hasta que me topé con su camisa en el suelo y sonreí. Me la puse sin dudarlo y salí directamente al único lugar donde podría estar. Nuestro balcón.
Estaba sentado observando el paisaje, tan pensativo como siempre, en ropa interior, con un cigarro en la mano y un poco de humo saliendo de su boca. Contuve la respiración ante semejante escena. Sin decir nada me senté sobre su falda y pasé mi brazo por su hombro. Me sonrió antes de dar la última pitada y luego de un rato finalmente habló.
- Fue la única forma que encontré de convencerte para que no te vuelvas a ir - sonreí y continuó - No quiero perderte otra vez- Igual tenía pensado quedarme para siempre - dije y sus ojos se abrieron como platos- En serio? - sonrió tan ilusionado que tuve la necesidad de afirmar todo con un beso, me mataba de ternura.
- Y sobre eso que dijiste ayer... Por si no sabías éste es el país que elegí, ustedes son mi gente, mis amigos, vos, que no se que va a pasar pero siempre entre idas y vueltas terminamos estando juntos. Aunque pasen mil años y personas de por medio, problemas, peleas, siempre terminamos así. Y eso al parecer no va a cambiar nunca- Yo te lo dije, o no? - preguntó sonriente y fruncí el ceño - Que íbamos a terminar juntos, algún día, después de que yo madurara y todo eso- No se si maduraste - dije y reímos- Puede que no, pero ya no me interesa estar de joda todo el tiempo, ni estar con diferentes minas cada fin de semana. Si eso no es madurar decime entonces que es- Eso quiere decir qué....?- Que te amo, que te extrañaba y que hace cuatro años estoy esperando este momento, quiero estar con vos y no me importa nada más, te juro- No te vas a arrepentir, no? - pregunté y negó con la cabeza, muy seguro - Te amo - sonreí y capturó mis labios con ternura.

- Te puedo decir algo sin que pienses que estoy completamente loca? - pregunté mientras él dejaba un par de besos en mi cuello- Decime, aunque igual un poco loca estás - dijo y le pegué- Lo que pasó ayer... acá en casa - dije con un poco de vergüenza y él asintió sin entender mucho a donde quería llegar - Me crees si te digo que lo soñé? Así tal cual como fue, cada detalle- No - dijo entre risas y me quejé- En serio tonto, no se que fue, pero el día antes de conocerte tuve ese sueño - me seguía mirando raro - Ay no se, lo que quiero decir es que aquel día cambió mi vida por completo, te conocí y me desordenaste todo. Y ahora pasó lo mismo, no puede haber sido casualidad- No entiendo, crees en vidas pasadas y esas porquerías? - preguntó gracioso y bufé- Sos un tarado, no se para que te cuento - dije algo ofendida y él rió para luego llenarme de besos- Estás loca, sos bruja, vidente, crees en otras vidas, o lo que sea, pero no me importa, te amo igual - dijo en modo cargoso mientras me abrazaba con fuerza intentando que no le pegara por las cargadas.

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora