CAPÍTULO 24

703 29 0
                                    

  Ya habían pasado aproximadamente dos meses desde aquel episodio con Julian. Todo había cambiado notoriamente, aunque no se si para bien o para mal. Eso sí, mi relación con Benja iba cada vez mejor, realmente, nos estábamos esforzando mucho por estar bien, y así era. No discutimos casi nunca, nos amamos tanto como antes, como siempre, y hasta logré volver a mirarlo con otros ojos, con aquella mirada de adolescente que se había enamorado completamente de él. Eramos los mismos pero con otra mentalidad, como más maduros, más responsables, o por lo menos por mi parte, es lo que intentaba, día a día. Pasábamos bastante tiempo juntos, nos divertíamos, y sin la culpa de tener la cabeza en otra persona.

Aunque no fue nada simple, a medida que los días pasaban me iba desencantando cada vez más con Julian. No había vuelto a hablar con él desde aquel día y no planeaba hacerlo. Su actitud conmigo había cambiado totalmente, apenas con suerte me saludaba con la mano en el pasillo o en el hall, cuando estaba de buen humor, sino me ignoraba como si fuera un poste. Su forma de ser no me estaba gustando nada, y agradecí que así fuera, porque de lo contrario nunca podría haberlo superado.

Jenny se juntaba de vez en cuando con él y con Agus, se hicieron muy amigos y me parece perfecto que no dependiera de mí para verlos. Eso sí, trataba en lo posible de que no me contara nada de él o de lo que hablaban, no quería que nada, por mínimo que fuese, arruinara este momento en el que por fin me encuentro tranquila y bien conmigo misma.

Lo que me costó levantarme no tiene nombre. Nada se comparaba con despertarme con las piernas enredadas en las suyas y durmiendo sobre su pecho. El toque final, una tormenta que parecía que se caía el cielo. Tuve la necesidad de llenar todo su torso de besos, esa manía que tenía de dormir sin remera llevaba siempre mis hormonas al límite.

- Gordo - susurré mientras con mi mano acariciaba su nuca y el pelo que caía sobre ella
- Mmm - se quejó, apretando los ojos con fuerza
- Dale tonto, vas a llegar tarde al trabajo - dije entre risas, para luego esconder mi cara en su cuello y dejar suaves besos allí
- No quiero ir
- Dale Benja, no seas caprichoso - insistí, intentando zafarme de sus brazos, que rodeaban con mucha fuerza mi cintura - si te apuras te llevo en el auto
- No me chantajees - dijo riendo, todo chinito
- Y si le pones onda te espero a la vuelta con cosas ricas - agregué y él se mordió el labio, matándome por completo
- Con vos me alcanza, pero igual suena muy tentador - dijo sonriendo de costado para luego desperezarse.

Dejó un beso tierno y algo prolongado sobre mis labios antes de levantarse, con muchísima pereza y dirigirse al baño a ducharse. Yo aproveché para ir a la cocina y prepararle un desayuno rápido teniendo en cuenta que en quince minutos tendríamos que estar saliendo si pretendía dejarlo en hora en la oficina. Me cambié ya para la facultad, y terminé de aprontar el bolso justo cuando lo vi salir del baño, solo con un pantalón y todo el pelo mojado.

Estaba increíblemente bueno mi novio, y eso era algo que no se perdía con el paso del tiempo sino que aumentaba notoriamente día a día. Me colgué mirándolo bastante obvia y él, sin mucha intención de apurarse, me desfilaba por delante, aprovechándose de lo que generaba en mí.

- Vestite ya o no me hago responsable de mis actos, Benjamín - me quejé, tirándole una camisa por el aire, por lo que él rió para luego darme un abrazo y seguir vistiéndose.

Desayunamos bastante apurados, porque si era por él, podía pasar toda la mañana comiendo una sola tostada, era como un niño chico, se distraía con absolutamente todo. Bajamos las escaleras corriendo, a ver quien llegaba más rápido, obviamente él, y jugamos otra carrera hasta el auto, no por infantiles sino porque era impresionante cómo llovía. Entré, empapando todo el asiento y él hizo lo mismo del lado del acompañante, sonriéndome, agitadísimo.

- Si serás flojito eh - dije riéndome de su estado y me gané un empujón en el hombro de su parte
- Callate y mira para adelante, quiero llegar vivo al trabajo - sabía perfectamente cómo hacerme enojar, y que fuera machista con respecto a cómo manejo era algo que me violentaba muchísimo
- Mira, no te pases querido, porque te dejo acá y te vas caminando abajo de la lluvia, yo no tengo problema - él rió y no dijo más nada, por lo cual sonreí triunfante.

- Llegamos, señor - dije cuando estacioné en la puerta de la oficina
- Muchas gracias señorita, cuanto es? - preguntó, siguiéndome el juego
- Mmm no se preocupe, se lo cobro a la vuelta - él se mordió el labio, junto con una pequeña sonrisa y no hice más que darle un beso de despedida, algo bastante intenso.

- El resto para cuando vuelva - susurró cuando nos separamos, por lo que yo asentí sonriente
- Te voy a estar esperando - dije para terminar de provocarlo, lo cual me encantaba.

Se bajó del auto luego de un "chau, amor" y lo vi correr hasta la entrada para no mojarse, por lo que reí con ganas. Cuando lo perdí de vista emprendí mi camino hasta lo de Jenny, donde íbamos a hacer tiempo ya que los viernes entrábamos más tarde.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora