CAPÍTULO 35

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  - Estás bien? Te hizo algo? - pregunté cuando los encontramos, mientras le tocaba toda la cara
- Salí pesada, estoy bien - dijo mi hermana apartándome rápidamente
- Ay "te hizo algo?" dice la caradura, pero raja, todavía que la cuido mientras vos andas... por ahí - se quejó Agustín mirando la forma en que Julian se aferraba a mi cintura
- Vos no podes cuidar a nadie en ese estado - retruqué
- Ah no? Mira como la cuido - dijo pasando rápidamente un brazo sobre su hombro, y le dediqué una mirada asesina, mientras ella solo reía.

- Decile algo - le susurré a Julian en el oído
- Qué querés que le diga? - preguntó entre risas
- No se, ubicalo, es tu amigo
- Dejalos en paz Ori, no esta haciendo nada el pendejo - dijo intentando calmarme y bufé, rendida.

- Vos y yo vamos a hablar - dije volviendo a enfrentarlo
- Si, si, lo mismo digo - respondió, refiriéndose al tema de Julian, evidentemente.

Eran aproximadamente las seis de la mañana cuando las chicas se pusieron fastidiosas con que se querían ir, y fuimos nosotros los que tuvimos que ceder. En pocos minutos ya estábamos sobre la vereda, rogando encontrar un taxi libre. Finalmente nos subimos a uno los cinco y el primer destino fue la casa de Agustín. Las chicas se quedarían a dormir en mi departamento así que después de despedirlo, emprendimos camino hacia allí.

Julian pagó luego de una breve discusión al respecto y entramos todos juntos, separándonos cuando las chicas se subieron al ascensor y él decidió acompañarme por las escaleras. Creo que con lo mareada que estaba, si no fuera porque lo tenía a mi lado sosteniéndome firme por la cintura, hubiera rodado escaleras abajo, sin dudas.

Llegamos entre risas y las chicas ya estaban ahí, esperándome, recostadas sobre la puerta con los zapatos en las manos.

- Las llaves, mi vida - rogó Jenny, desesperada
- Las tengo yo, tonta - me dijo él, muerto de risa al ver mi cara de susto cuando no las encontraba
- Hubieras empezado por ahí - dije pegándole en el hombro.

Sacó del bolsillo trasero de su pantalón el llavero y se lo tiró a Jenny que al parecer estaba bastante impaciente por entrar. Saludó con su mano y desapareció enseguida, a diferencia de Titi que se acercó a saludarlo a Julian para luego seguir a mi amiga.

- Que pendeja forra, todavía que le doy las llaves, ni un "chau" dice - se quejó y reí, para luego rodear su cuello con mis brazos.

Di un par de pasos hasta acorralarlo contra la pared del pasillo y lo callé volviendo a pegar mis labios a los suyos, que desde que Jenny nos había interrumpido, ni un beso me había dado el tarado. Él depositó sus manos con fuerza en la parte baja de mi espalda, pegándome más a su cuerpo.

Nos dejamos llevar hasta el punto en que casi nos quedamos sin aire, por lo que nos separamos un poco y él reposó su cabeza en el hueco de mi hombro. Me estremecí por completo al sentir su respiración entrecortada golpeando mi cuello, y luego el roce de sus labios, que no tardaron nada en entretenerse allí. No se cuantos minutos habían pasado pero él seguía jugando con mi cuello, y yo, lejos de querer frenarlo, cerré mis ojos para disfrutar, mientras me encargaba de despeinarlo.

Se separo con cuidado y me costó varios segundos recuperar el aliento y por fin abrir los ojos. Cuando lo hice, noté que me miraba atentamente, con una sonrisa pícara dibujada en sus labios. Por un momento sentí vergüenza, pero todo se desvaneció en cuanto sentí sus labios besando mi frente, con ternura.

- Anda a dormir, linda - susurró sobre mi oído y suspiré, eso había sido todo
- Seguro? - pregunté y largó la risa
- Si, va a ser lo mejor
- Está bien, pero mira que no me olvido de que me debes una explicación
- Sh, descansa, mañana hablamos más tranquilos, sí? - dijo tan tierno que yo simplemente asentí.

Esta vez fue él quien agarró mi cara entre sus manos y acortó la poca distancia que quedaba en un efusivo beso de despedida, de esos que te dejan con ganas de más.

Me observó hasta que entré al departamento y le tiré un beso a lo lejos antes de cerrar la puerta. No pude evitar que la sonrisa se apodere de mi rostro. No caía en todo lo que había pasado en la noche pero increíblemente, y después de tanto tiempo, sentía esa felicidad única. Y esta vez era completa, sin ningún tipo de culpa ni arrepentimiento.

Me encaminé hacia el cuarto con algo de torpeza para confirmar lo que sospechaba, las morsas ya estaban dormidas en mi cama, o sea que a mi me tocaba el sillón, genial. Me dirigí al baño para darme una ducha rápida, no soportaba el olor a cerveza y humo que largaba mi pelo. Salí envuelta en una toalla y con cuidado de no despertarlas agarré lo primero que encontré, un pantalón de algún pijama y una musculosa blanca, suelta.

Me cambié lo más rápido que pude y luego de agarrar una frazada, me dirigí a la cocina, envuelta en ella, para tomar mucha agua. Me serví el último vaso antes de instalarme finalmente en el sillón. Era muy cómodo y amplio, por suerte, y lo primero que hice al recostarme fue agarrar el celular. Qué tan enganchada estaba como para abrir su conversación antes que nada?

Sonreí al ver que estaba "en línea" y largué un suspiro antes de decidirme por escribirle.

"Dormí, tonto" - le mandé y tiré mi cabeza hacia atrás hasta sentir la vibración del celular

"Dormí vos nena, que haces todavía despierta?"

"Me bañé y di un par de vueltas y ahora no tengo sueño"

"Ah por eso eran los truenos, era hora!"

Reí fuerte, que tarado.

"Jajajaj sos un idiota Julian!"

"Y te encanta este idiota"

"Sí" - para qué negarlo? - "Me encantas"

Me puse algo nerviosa al ver que escribía, borraba, y no mandaba nada.

"Apa, estas muy directa hoy, ojalá te dure eso"

"Si, hacete el boludo que no pasa nada"

"Querés que te diga que a mi también me encantas? Eso ya lo sabes, creo que es evidente"

No pude evitar sonreír, quien lo mandaba a ser tan tierno?

"Siempre sabes qué decir para matarme, y te odio por eso"

"Jajaja que lássssstima, yo te quiero" - mandó junto con un corazón, para terminar de matarme.

Te quiero. Tuve que releerlo unas cien veces para asimilarlo. Me quiere.

"Ves, parece que lo hicieras a propósito, no podes ser real, definitivamente no. Pd: también te quiero!"

"Dale, en serio, dormí porque si seguís así voy y te secuestro"

"Quien dijo que no quiero eso?"

"Shhh, chau, no me hables más, dormí"

"Chau bombón" - le mandé para provocarlo, imaginando su reacción, por lo que reí.

"Deja de hacerte la viva pendeja, porque después arrugás. Chau. Punto final."

Le mandé una carita tirando un beso solo para llevarle la contra y tener la última palabra. Me gustaba tanto molestarlo y que reaccionara de esa forma.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora