CAPÍTULO 17

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  Apenas escuchamos la puerta nos separamos, como si estuviéramos haciendo algo realmente malo.

- Perdón, no quería interrumpir - dijo Agus con una sonrisa y sentí que me prendía fuego de solo pensar que nos había visto
- Que querés pendejo? - preguntó Julian y tuve que contener la risa al notar la bronca en su voz
- Quiero desafiarla a Ori, vos no te metas, dale jugame un partidito - dijo y largué la risa
- No, olvidate, yo no se jugar a eso - dije con mala cara y Agustín rodó los ojos.

Se acercó para agarrar mi brazo y tirar de él.

- Disculpa negro, te la robo un ratito - dijo divertido, dedicándole una guiñada, y me arrastró hasta adentro del departamento.

Maxi estaba tirado en un sillón, con una cerveza en una mano, y en la otra el celular, que parecía estar hipnotizándolo. Agus se sentó y me indicó que me acomodara a su lado, en frente a la tele. Apenas me senté lo miré a Julian, quien venía en silencio atrás nuestro, y le hice una cara de súplica para que me ayudara a salir de esto.

- Yo te enseño - dijo con seriedad y se sentó pegado a mí.

Lo miré sonriente y él largó la risa, mientras me sacaba el joystick de la mano con algo de torpeza. Estuvo un buen rato indicándome todos los movimientos posibles mientras yo lo miraba atentamente, poniendo todo mi esfuerzo para entender y no pasar vergüenza frente a los chicos.

Estábamos jugando hace un rato largo y era increíble cómo me había enganchado, ya parecía uno de ellos. Julian me intentaba ayudar en todo momento y no paraba de alentarme, mostrándose de mi lado sin importar quedar tan obvio frente a los demás. Por otro lado, Maxi el único comentario que emitía cuando apartaba la vista del celular era "dale Agus, no te puede ganar una mina", por lo que él solo puteaba en modo de respuesta.

Abrí los ojos con dificultad, sin entender mucho lo que pasaba a mi alrededor. Estaba en el sillón, durmiendo sobre el pecho de Julian, siendo rodeada por sus brazos que me agarraban como si estuviera a punto de caerme, y nuestras piernas entrelazadas. No entiendo cómo llegue a quedarme dormida pero sí recuerdo que me estaba aburriendo bastante viendo a los chicos jugar a la play.

Agus estaba tirado en el otro sillón y de Maxi ni rastros. No le di mucha importancia y volví a mirarlo a Julian, que dormía profundamente y podía sentir claramente su respiración, totalmente relajada. Acaricié su rostro intentando no despertarlo y no pude evitar sonreír ante esa imagen, es que se veía tan tierno todo dormido. Deje con cuidado un suave beso sobre sus labios y un par más a lo largo de su cuello.

- Mmm - escuché y me detuve de golpe
- Perdón, no te quise despertar - susurré y él se aferró aún más a mi cintura
- Si me vas a despertar de esa forma, hacelo cuando quieras eh - dijo con voz de dormido y largue la risa - qué hora es?
- No se, no traje el celular.

Sacó el suyo del bolsillo trasero de su pantalón y miró la pantalla algo encandilado por la luz.

- Las siete - dijo cerrando los ojos con fuerza y dejando un sentido beso en mi cabeza.

Sin moverse del lugar estiró la mano hasta llegar a la mesita, saco un cigarro de la caja y se lo puso en la boca para luego volver a abrazarme.

- Ya vengo - murmuró y se levantó algo torpe
- Espera, te acompaño - dije rápidamente, estirando los brazos para que me ayudara a levantarme
- Sos tonta? Hace frío afuera
- No me importa - dije en caprichosa y él rió para luego ayudarme a pararme.

En silencio y cuidadosamente le sacó a Agustín la manta que lo tapaba y se acercó a mí para pasarla por detrás de mis hombros y luego taparme bien. Sonreí embobada y él se acomodó el pelo con la mano para luego atravesar la puerta que daba al balcón.  

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  Afuera estaba recién amaneciendo y el frío que hacía era terrible. Me senté en el banco, abrazando mis rodillas intentando soportar el frío, mientras él se apoyó contra la baranda, frente a mí.

- Que caprichosa sos, te dije que te quedaras adentro - dijo mientras sacaba del bolsillo su diminuto encendedor para luego prender el cigarrillo.

Largó el humo para atrás y me mordí el labio no solo por la provocativa imagen que tenía frente a mis ojos, sino también por la ternura que me daba que intentara cuidarme. Era el combo ideal.

- Y Maxi? - pregunté algo incómoda por sentir durante tantos minutos su mirada fija en mí
- Se fue a la madrugada, a buscar a la novia no se a dónde - dijo sin darle mucha importancia
- Ah mira, no sabía que tenía novia
- Si, esta re casado el tarado - dijo riendo mientras largaba el humo.

Dios. Parecía que me lo hiciera a propósito porque sabe que me vuelve loca. Respiré hondo. Una, dos, tres veces.

- Nunca me di cuenta que se había ido, en qué momento me dormí?
- Mientras yo jugaba con Agus creo, tanto te aburro?
- Y sí, si no me dabas ni bola - protesté haciendo puchero y él se mordió el labio para luego tirar la cabeza para atrás.

Reí ante su expresión y él simplemente negó con la cabeza. Le dio la última pitada al cigarro y lo apagó en en cenicero que estaba sobre la mesita.

Un par de señas bastaron para que se sentara a mi lado, así que aproveché para pasar mis piernas por encima de las suyas, de costado, y hundí mi cabeza en su cuello, con una mano sobre su pecho y la otra por detrás de su espalda. Él rodeo mis hombros con sus brazos y largó un interminable suspiro.

Pasó una eternidad y nosotros seguíamos abrazados, en silencio. Nadie dijo nada, y sin embargo me sentía tan cómoda. Simplemente no hacía falta, ya estaba todo dicho y al parecer lo único que queríamos ambos era disfrutar de ese preciso momento. No importaba ni el futuro, ni el pasado, sino el hoy. Acá y ahora.

- Tenés frío? - preguntó en un momento y automáticamente sonreí, por qué tan protector?
- Mmm no - mentí
- Dale Oriana
- No me digas así, tarado - me quejé golpeándole el pecho y él rió
- Y vos no me mientas - protestó divertido
- Es que estoy bien así, no te preocupes - dije apartándome un poco para poder verle la cara
- Segura? No querés entrar? - insistió y negué rápidamente con la cabeza.

Subí la mano hasta su nuca y lo atraje hacia mí con delicadeza. No demoré en capturar su labio inferior y él enseguida me siguió el beso a la perfección. Fue más bien lento y tierno, todo lo contrario a la noche anterior, donde nos dejamos llevar por lo que sentíamos y hasta casi se nos va de las manos.

Nos separamos tan solo un poco, por falta de oxígeno y no tardó mucho en apoyar su frente sobre la mía. Respiré hondo antes de abrir los ojos y cuando lo hice, no pude evitar sonreír con la cara que me puso. Podía ser más tierno?

- No me mires así - supliqué algo nerviosa por la forma en que clavaba sus ojos en los míos
- Por qué? - preguntó sin intenciones de hacerme caso
- No se, me da vergüenza - agaché la mirada y él largó la risa
- Que caradura - rió apretándome los cachetes para dejar un beso corto en mis labios.

Reí embobada cuando me soltó y luego de hacerme la ofendida, lo cual obviamente no me salió, volví a refugiarme en su pecho, el único lugar en el que me sentía bien sin pensar en todos los problemas que posiblemente muy pronto vendrían.

- Tenés hambre? Querés tomar algo? - preguntó al rato y sonreí instantáneamente
- Con un café me conformo
- Buenísimo pero me sale pésimo el café, Ori
- Sos un tarado Julian - dije entre risas - para qué me preguntas entonces?
- Que se yo, quise ser amable - dijo encogiéndose de hombros y reí, negando con la cabeza
- Bueno yo hago para los dos, te va?
- Mmm sí, me re va - dijo para luego dejar un beso en mi frente.

Bajé mis piernas de su falda y con extrema pereza me levanté, con ayuda de su impulso. Me acomodó con cuidado la manta que se me estaba por caer y entramos intentando no hacer mucho ruido.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora