CAPÍTULO 39

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  Me moví un poco en el lugar, muerta de frío y a los pocos segundos abrí los ojos de golpe, completamente sobresaltada. Miré para todos lados, sin entender mucho donde estaba. Era el sillón de Julian, pero no habían rastros de él por todo el departamento. Busqué lo más rápido que pude el celular, que había dejado en la mesa y me paré del sillón de un salto. Eran las siete y media de la mañana, genial, tenía que entrar a clase a las nueve y no me había ni bañado.

No se en qué momento llegué a quedarme dormida de esa forma. Revisé el resto de las habitaciones en busca de Julian pero nada, ni en su cuarto, ni en el baño, ni en la cocina, y mucho menos en el balcón. Bufé algo fastidiosa y me dirigí a la puerta de entrada, con la esperanza de que hubiera dejado las llaves y así poder irme a mi departamento, pero no. Estaba encerrada y sin él.

"Se puede saber donde te metiste, pendejo?"

"Baje a comprar puchos y algo para desayunar, vuelvo en un rato"

"Dale boludo, en un rato no, AHORA! Entro a las nueve y todavía no me bañé, apurate"

"Jajajaj bañate en casa tonta, fijate que en alguno de los cajones del ropero hay cosas de mi hermana, y toallas en el baño, en diez estoy ahí"

No pude evitar sonreír al instante, él siempre tan atento.

Me dirigí a su cuarto y al poco rato ya tenia la ropa elegida, y al parecer era todo de mi talle, mejor imposible. Por último agarré de entre su ropa un buso algo abrigado. Era increíble como todo tenía el olor de su perfume, y por esa misma razón quería ponerme todo lo que allí había.

Entré a bañarme y a los pocos minutos ya me estaba secando, justo cuando escuché el ruido de la cerradura, y luego un par de pasos y ruidos.

- Ori, todo bien? - preguntó del otro lado y suspiré aliviada, quien más iba a ser?
- Sí, ya salgo!

Me cambié en cuestión de segundos. Era un simple jean negro y una linda remera, al parecer tenía gustos en común con su hermana, aparte del talle. Por último me puse el buso de Julian, no sin antes olerlo un rato. Me quedaba algo grande, sí, pero era muy lindo y que tuviera el olor de su perfume lo hacía aún más perfecto. Me peiné rápidamente y salí así como estaba.

Me quedó mirando de arriba a abajo algo embobado y no pude evitar ponerme toda roja. No solo me intimidaba que me mirara de esa forma, sino que encima llevaba puesta ropa de su hermana y suya, lo cual me daba algo de vergüenza.

- Me vas a matar un día de estos - dijo finalmente y reí
- Gracias... por la ropa. Y agarré esto porque tenía frío, espero no te moleste - dije haciendo referencia al buso
- Al contrario, me encanta, te queda lindo - dijo y me encogí de hombros.

Se sentó en un banco en la cocina y me hizo señas de que me acercara. Había hecho café para ambos y compró medialunas para acompañar. Qué mejor? Pasé un brazo por encima de su hombro apenas llegué a su lado y él me sonrió.

- Buen día - susurré luego de dejar un corto pero sentido beso en sus labios
- Buen día, linda - respondió aún con voz de dormido, no podía más de tierno.

- En qué momento me quedé dormida, me explicas? - pregunté mientras me sentaba a su lado y tomaba un poco de café
- Creo que mientras te tocaba el pelo - dijo divertido - te dormiste enseguida y no te quise despertar - agregó y sonreí
- Y vos no trabajas hoy? - pregunté al ver que seguía vestido como ayer a la noche
- Sí, pero yo me baño y me cambio en diez minutos, no como otras...
- Callate tarado, si no tardé nada - me quejé pegándole en el hombro, mientras él solo reía.

Desayunamos entre más risas y al poco rato él ya estaba entrando a bañarse. Aproveché para ordenar un poco y lavar lo que habíamos ensuciado en la cocina, y una vez que terminé me dispuse a analizar el departamento. Era igual al mío, pero se notaba a kilómetros que en él vivía un hombre. De decoración ni hablemos, lo único que había ademas de muebles eran portarretratos, los cuales observé uno a uno antes de que Julian saliera del baño. Tenía un par de fotos con Maxi y Agus, y el resto eran todas familiares, con sus padres, y en la mayoría aparecía su hermana. Lo noté porque, bueno, no era muy difícil de adivinar, la chica era el calco de Julian pero en versión femenina, la misma sonrisa, los mismos gestos.

- Qué hacías? - preguntó de la nada y salté, como si estuviera haciendo algo malo
- Me asustaste tarado - grité y me quedé muda en cuanto lo vi, todo mojado y con una toalla blanca muy por debajo de la cintura - Ehhh... nada, miraba las fotos - agregué algo nerviosa y él me sonrió
- Mira tranquila - dijo y mi cabeza lo tuvo que procesar, a él o a las fotos? - Me voy a cambiar y vengo
- Sí, mejor - dije aún algo tensa y lo escuché reír por lo bajo mientras se alejaba.

Tuve que sentarme en el sillón y respirar hondo unas cuantas veces después de lo que acababa de ver. Este chico no dejaba de sorprenderme, nunca.

- Cómo estamos de horario? - preguntó mientras caminaba de un lado al otro algo apurado.

Me costó la respuesta, en lugar de mirar el celular, me detuve en él, y en su look para ir a trabajar. Acaso esto era real? Llevaba un pantalón negro algo ajustado, zapatos un poco más formales, una camisa blanca que le marcaba todo, y el pelo muy mojado y despeinado.

- Bien, son las ocho y cuarto - dije casi tartamudeando, por qué me ponía tan estúpida solo de verlo? - Vos a qué hora entras a trabajar?
- A las nueve también, te dejo en la facultad y me voy directo para la oficina - dijo mientras se arremangaba cuidadosamente la camisa
- No, pero yo voy en mi auto, no te preocupes
- Dije que te llevo yo, no se discute
- Que vivo, y después me tengo que volver en bondi
- A qué hora salís?
- A la una, creo
- Bueno, a la una estoy ahí. Comemos, te dejo en tu casa, y me vuelvo a trabajar - dijo y bufé
- A vos no se te puede decir que no?
- No - dijo divertido y negué con la cabeza mientras me mordía el labio.

- Podemos pasar a buscar a Jenny? - grité desde el sillón, mientras él agarraba una especie de bolso o maletín para el trabajo, y metía algunas cosas dentro
- Si me saluda si, sino no
- Que malo, no la pelees
- Yo pelearla? Es ella la que empieza siempre - se defendió y reí, no podían ser mas niños ambos
- Si claro, vos sos un santo
- Vos lo dijiste...

Antes de salir volví a mi departamento, dejé la ropa de anoche, me lavé los dientes, cambié el buso por una campera mía, y por último agarré el bolso de la facultad. Aparentemente estaba todo. Cerré la puerta y Julian estaba ahí, recostado sobre la pared, esperándome. Me mordí el labio inconscientemente al verlo tan lindo y me acerqué a él, hasta colgar mis brazos por detrás de su cuello.

- Te queda lindo el disfraz de empresario - dije y él rió
- Ey, yo soy una persona seria, trabajadora y responsable, no me subestimes, nada de "disfraz" - se quejó divertido mientras le corría el pelo mojado hacia atrás
- Si, bueno, como digas, te queda lindo - insistí, acercando mi cara a la suya.

Sin dar muchas vueltas lo besé, de la forma más tierna que pude, teniendo en cuenta lo lindo que estaba y las ganas inmensas que le tenía. Él rodeó mi cintura y me pegó más a su cuerpo a medida que profundizaba el beso.

Tuve que juntar toda mi fuerza de voluntad para separarme de él, de lo contrario íbamos a llegar tarde los dos. Dejó un cálido y corto beso en mis labios antes de pasar su brazo sobre mis hombros para luego bajar las escaleras, juntos.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora