CAPÍTULO 20

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  - Qué te parece si vamos a comer a algún lado para festejar? - dijo muy entusiasmado, luego de un rato en el que solo habían besos, abrazos, y esperanzas de un cambio positivo en la relación
- Ehhh... invité a los chicos a comer, pero otro día salimos
- Que chicos? - preguntó con el ceño fruncido, ya que a lo único que estaba acostumbrado era a mis comidas con Jenny
- A Jenny, Julian, y un amigo de él - su cara se transformó, y se notaba que se estaba conteniendo para no arruinar el momento
- Ah mira, pegaron onda con el vecino - dijo y mi cara se tensó enseguida
- Qué?
- Digo, vos y Jenny, se llevan muy bien con él...
- Ah, si - dije algo nerviosa - es muy buena onda, y sus amigos también
- Que bien - quiso sonar calmado y sonreí al notarlo.

- Bueno entonces te dejo tranquila para que prepares las cosas, no te robo más tiempo
- Gracias
- Gracias por qué? - preguntó confundido
- Por entenderme, y por reaccionar tan bien
- Es que no tengo de qué preocuparme, o sí? - dijo y negué rápidamente con la cabeza, con una culpa que pesaba más que yo misma - Entonces? Por qué voy a reaccionar mal? Ya te dije que quiero hacer las cosas bien, y parte de eso es darte la libertad de pasar tiempo con tus amigos sin ponerme denso y celoso.

Le sonreí y él agarró mi cara entre sus manos, mirándome de una forma tan tierna que me destruyó por dentro.

- Confío en vos, Ori, y quiero que vos confíes en mí, voy a dar todo de mí para que estemos bien, te lo prometo - dijo mirándome fijo a los ojos
- No sabes cuanto espero que así sea - dije en un hilo de voz.

Estaba al borde del llanto, y él sonrió al darse cuenta, para luego unir nuestros labios de forma tierna. Nos separamos al poco rato y se paró enseguida, agarrando su campera para irse. Nos despedimos con un último beso y un abrazo fuerte en la puerta, para luego cerrarla y dejarme caer en el lugar.

Sentía mi cabeza a punto de explotar, de la confusión, de la culpa, de todo. Me maldije una y otra vez por ser tan poco clara y sincera. Con él, con Julian, y hasta conmigo misma.

Saqué el celular del bolsillo y busqué entre mis conversaciones de whatsapp la de Jenny. Sin pensarlo le envié "vení ya, te necesito".

Eran las doce ya, así que sequé mis lágrimas y así como estaba, me dirigí a la cocina a preparar la comida. No faltaba nada para que los chicos llegaran y rogué que Jenny se apurara así podría hablar con ella antes. Realmente la necesitaba, era la única que me conocía más que a ella misma, y siempre tenía toda la razón en cada consejo que me daba.

El timbre sonó cuando ya había terminado de cocinar la salsa, por suerte, así que dejé la pasta haciéndose y corrí hasta la puerta, tan rápido como pude. Maldije por dentro cuando la vi a Jenny del otro lado, seguida por Agus y detrás de él, Julian.

- Nos encontramos justo en la puerta - dijo mi amiga haciendo caras raras, seguro pensó lo mismo que yo, no podríamos hablar del tema hasta que se fueran los chicos
- Hola bombón - dijo Agus dejando un beso en mi mejilla, ganándose un empujón por parte de Julian que venía detrás.

No pude evitar reír con la mirada asesina que le dedicó y luego de saludarlo al igual que a los demás, cerré la puerta y me dirigí a la cocina.

- Siéntense que ya va a estar la comida - grité y Jenny atravesó la puerta enseguida para ayudarme
- Qué pasó? - preguntó en susurros mientras sacaba las bebidas de la heladera
- De todo pasó, te juro que no doy más. Pero después te cuento porque ahora no da
- Está bien, ya vamos a tener tiempo para hablar - dijo muy relajada y asentí con la cabeza.

Me ayudó a llevar los platos a la mesa y nos sentamos enseguida, frente a los chicos. El ambiente tenso que había al principio era terrible. Aunque él no paraba de dedicarme sonrisas que me mataban de ternura, yo no podía ni mirarlo a los ojos. Me ponía nerviosa, incómoda, me llenaba de culpa y angustia.

Comimos en silencio, llevándome varios elogios por parte de los chicos para, luego, tener una sobremesa en la que Agus se destacó sin dudas. No paraba de hacer cuentos, como siempre, ganándose risas mías y de Jenny, y varias cargadas por parte de Julian.

Me ayudaron a levantar todo y a lavar las cosas, por suerte, porque la verdad que no es algo que me entusiasme hacer. Julian, por su parte, no paraba de mirarme, absolutamente todo el tiempo, logrando ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora