CAPÍTULO 41

840 32 2
                                    

  Sonó el timbre y con toda la pereza y el mal humor del mundo me levanté a abrir la puerta, mientras los chicos en el sillón miraban un poco de tele para distraerse antes de seguir estudiando.

- Valía contestar los mensajes - dijo con una leve sonrisa en el rostro ni bien abrí la puerta, provocando que la cerrara de golpe, en su cara.

- Quien era? - preguntó Jenny mirando hacia la puerta, mientras yo intentaba reaccionar
- Ju...lian - susurré
- Ay no seas pendeja, abrile - dijo entre risas y asentí dudosa, lo que menos quería en ese momento era verlo.

Junté fuerzas y respiré hondo antes de por fin volver a abrir la puerta. Él me miró algo confundido y luego de recorrer rápidamente la habitación con la mirada, por fin habló.

- Se puede saber qué te pasa?
- A vos qué te pasa Julian? - pregunté algo alterada
- A mi nada, sos vos la que no me contestas y encima me cerrás la puerta en la cara
- Ah bueno, sos un caradura - dije junto con una sonrisa irónica - Una hora y media estuve esperándote boludo, una hora y media, como una idiota. Me dijiste que me pasabas a buscar a la una por la facultad y nunca apareciste, y ahora soy yo la culpable de todo, no?

Su cara se transformó al instante y llevó ambas manos a su cabeza, con rabia. No hice más que mirarlo hasta que se dignara a hablar. Lo empujé hacia afuera del departamento y cerré la puerta detrás de nosotros, evitando la escenita lamentable en público.

- Perdoname - dijo al poco rato, cuando por fin me miró
- No cambias más Julian, no te importa nada, y está bien, es tu forma de ser y lo entiendo, no te voy a pedir que cambies. Pero no me hagas más estas cosas, no me gustan, la paso mal
- Para Ori, soy un boludo, sí, pero no fue a propósito o porque no me importes. Simplemente me olvidé, se me pasó
- Si ya veo que se te pasó, y también veo que me voy a tener que acostumbrar a tus descuidos constantes
- No, no va a volver a pasar, te lo prometo - dijo acercándose - me perdonas? - preguntó casi en un susurro, sosteniendo mi cara entre sus manos.

Cerré los ojos para aguantar el llanto, no quería mostrarme débil ante él y tampoco era mi intención darle muchas vueltas al asunto.

Los volví a abrir y me encontré con su cara de preocupación, lo cual me dio mucha ternura. Deposité mis manos en sus muñecas para apartarlo de mí, sinceramente no tenía ganas de nada.

- Ya está, estoy de mal humor y tengo cosas que hacer, hablamos en otro momento - dije evitando con todas mis fuerzas el contacto con sus ojos.

Asintió sin decir nada, me dio un sentido beso en la frente y luego por fin me dejó el camino libre para volver tranquilamente a mi departamento.

Di un portazo y ambos me miraron fijo, preocupados.

- No mate a nadie - aclaré luego de un silencio algo incómodo, y me tiré cómodamente en el sillón.

- Todo... bien? - preguntó Jenny y me encogí de hombros
- Se olvidó - reí irónicamente - Supongo que ya estoy acostumbrada a que me hagan este tipo de cosas, no?
- A cualquiera le puede pasar - intervino Nico, defendiéndolo, y lo fulminé con la mirada - Va, digo... No se
- Y vos no vas a decir nada? - pregunté alterada al ver que mi amiga solo me miraba y sonreía
- Es que no se que decirte - rió - es un boludo y las dos lo sabemos, pero no es mal tipo, te quiere, y si se olvido es porque es un colgado de mierda, no por otra cosa
- Igual creo que es mi culpa eh, por seguir esperando tanto de los hombres. Es irónico que después de que me hayan cagado tanto, siga esperando que sean perfectos
- No generalices Ori, no todos son como Benjamín
- No había necesidad de nombrarlo igual - grité alterada y ambos rieron
- Bueno ey, basta de estas charlas de mujeres que me voy a tener que ir yendo sino...

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora