CAPÍTULO 33

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  El tiempo pasó volando, cuando quisimos acordar ya eran las dos de la mañana y nos pusimos a ordenar un poco el lío que habíamos hecho en el departamento antes de irnos.

Fuimos en taxi hasta el boliche por culpa del frío, increíblemente nos dejaron entrar a los cinco en uno y el camino no se hizo para nada largo ni aburrido, ya que estábamos todos un tanto alegres y efusivos de más.

A los chicos los perdimos de vista apenas entramos, así que nos dirigimos las tres a la barra a comprar algo. La única relativamente sobria era Titi, que tenía que ocuparse de nosotras dos, especialmente de Jenny que no estaba en su mejor estado.

Compramos dos cervezas y las fuimos tomando en el camino hacia la pista central, lo cual fue un caos. Estaba lleno de gente y a cada paso que dábamos teníamos algún pesado agarrándonos la mano o reteniéndonos para bailar. Finalmente, entre codazos y empujones, llegamos a un lugar dentro de todo despejado, donde formamos una pequeña ronda entre las tres.

Habremos bailado aproximadamente una hora cuando por fin lo vimos a Agustín. Su estado era terrible y tenía toda la camisa volcada con alcohol, un desastre. Se metió en el medio de la ronda y se bailó todo mientras nosotras lo alentábamos, provocando que hiciera más y más pavadas.

- Y Juli? - le preguntó Jenny y por dentro festejé, me había sacado las palabras de la boca
- No se, anda por allá - dijo señalando hacia una dirección - o por allá - agregó entre risas, señalando el lado contrario
- Ah que bien, gracias por la información - contestó ella, irónica.

Lo busqué con la mirada por todo el lugar, pero por las luces y la cantidad de gente ni lo vi. Hasta ahora había estado tranquila convenciéndome de que estaba con Agus, pero ahora entonces estaba solo, o peor, mal acompañado.

- Se te perdió algo? O alguien? - preguntó Titi mientras hacíamos cola para entrar al baño
- Desde que llegamos no lo vi ni una sola vez, me preocupa
- Sabía que lo buscabas a él - dijo con una sonrisa triunfante, y yo solo bufé - No, no lo vi, pero qué te preocupa? Que este solo por ahí o que este con otra?
- Las dos cosas - dije agarrándome la cabeza con ambas manos - No se por qué me ignora así pero no quiero que lo haga, no me gusta
- Mira yo no entiendo mucho, pero por lo que me contaste y por lo que vi, yo creo que te tiene ganas - dijo y reí - Capaz está en minita y se hace el difícil, pero anda y encaralo vos, no seas tan lenta
- Como si fuera tan fácil. Ya reboté una vez, no puedo volver a insistirle, si no quiere... no quiere
- Te está histeriqueando el boludo, aparte que perderías? Nada, porque la dignidad ya la perdiste hace tiempo - dijo bien directa como siempre, y yo obviamente le pegué
- Que forra que sos - me quejé y me abrazó entre risas.

Nos costó una eternidad encontrarlos a Jenny y Agus al salir del baño, la parte de "quédense acá, no se muevan" se ve que no les había quedado muy clara.

- Eu lo vi a tu chico - dijo de la nada Agus, dirigiéndose directamente a mí
- A mi qué? - me hice la boluda, claramente sabía a quien se refería
- Al negro - aclaró y reí
- No es mi chico
- Si, si, como digas, estaba en la parte de fumadores, anda
- No voy a ir - dije rápidamente y Jenny me empezó a hacer caras
- Vení, vamos a dar una vuelta - dijo ella sacándome de la ronda - Titi, cuidalo
- Ah bueno, gracias por lo que me toca, genias - la escuché quejarse y largué la risa.

Atravesamos todo el boliche prácticamente para llegar a donde supuestamente estaba Julian. Era un lugar exterior, aislado y bastante amplio, que tenía su propia barra y a un costado, un par de asientos, y un montón de gente hablando, fumando, o tomando, en un ambiente un poco más tranquilo. El frío nos invadió enseguida, el contraste con el calor que hacía adentro fue evidente y ambas nos quejamos.

Recorrí rápidamente el lugar con la mirada y lo divisé a él entre la multitud. Estaba recostado sobre una esquina de la barra, sonriendo sin parar, con una rubia que poco más y se le tiraba arriba. Le hablaba tan de cerca que mis ojos empezaron a sacar chispas, no sabía a cual de los dos matar primero. Jenny me agarró por los hombros cuando se dio cuenta y me hizo girar para irnos por donde vinimos. Me detuve enseguida y ella me miró con los ojos bien abiertos.

- En qué estás pensando? - preguntó preocupada
- En escupirle el asado - dije y rió ante mi expresión
- Cuidado, no te mandes cagadas - dijo y negué con la cabeza
- Vos esperame acá - le señalé un asiento libre y me encaminé hacia la barra.

Me paré a poco más de un metro de distancia de donde estaba él y me apoyé sobre la barra, muy relajada.

- Una cerveza - dije en un tono de voz algo elevado, y noté enseguida su mirada fija en mí, por más que no lo estaba mirando.

Puse todo mi esfuerzo para no darme vuelta, quería incomodarlo pero si giraba y lo veía, la única que se sentiría incómoda sería yo. El chico de la barra me destapó la botella y aproveché para sacarle algún tema de conversación, no quería irme de ahí hasta verlo lejos de esa mina.

Lo escuchaba hablar bajito y repetí unas mil veces para adentro "no mires, no mires, no mires". Me vibró el celular, que lo tenía en la mano izquierda y como pude, leí el mensaje. No pude evitar reír.

"Sos una yegua" - giré y allá estaba, donde la había dejado, mirando todo de afuera como si fuera una película y riendo a más no poder.

Le hice una guiñada y seguí en lo mío.

- Me estás siguiendo vos? - sentir su voz tan serena como siempre y su aliento en mi cuello me estremeció por completo.

Cerré mis ojos y respiré hondo antes de darme vuelta y enfrentarlo.

- Qué? - pregunté, haciéndome la desentendida
- Si me estás siguiendo? - insistió, pero esta vez con sus ojos clavados en los míos
- Si, te estoy siguiendo, y qué? - dije de una, sin pensarlo mucho.

Sus ojos se abrieron de golpe ante tal sinceridad y no hice más que encogerme de hombros, algo nerviosa por tenerlo tan cerca.

- Se puede saber por qué? - preguntó luego de un momento de silencio en el que ninguno de los dos aparto los ojos de los del otro
- Porque no quiero que tu novia tenga los cuernos que tengo yo - acaso soné creíble?
- Ah claro, ahora te importa mi novia - dijo irónico
- Me importa sí, y más me importa el hecho de que no exista - dije directa, y él frunció el ceño, confundido
- Qué decís?
- Ya se que no tenés novia, Julian, por qué me mentís?

Su cara había cambiado notoriamente, de golpe estaba nervioso y lo único que le faltaba era tartamudear.

- Eso no importa
- Si que importa, por qué me rechazas así entonces? Es algo que dije o hice? - pregunté desesperada, mientras él se mordía el labio, negando con la cabeza
- No quiero hablar de esto
- Por qué no? Me vas a volver loca Julian
- Porque sí, no quiero hablar de más y arrepentirme después, ya está, que quede todo así como esta
- No - dije casi en un grito - Mirame - exigí, tomando su cara entre mis manos, con posesión, obligando a que me vuelva a mirar a los ojos - Mirame y decime que no te pasa lo que me está pasando a mí
- Ori...
- Te juro que si es así no te jodo más, pero decímelo porque no puedo seguir con esta duda
- Por favor, basta - suplicó en un hilo de voz, y no hice más que acercar mi cara a la suya, sin soltarlo, hasta el punto de rozar nuestras narices.

Su respiración algo agitada chocaba con la mía, y cerré mis ojos para disfrutar del leve contacto. No se cuanto tiempo pasamos así pero por nada en el mundo quería cortar ese momento. Él no dijo nada, y lo tomé como si me estuviese dando permiso para avanzar, para terminar con esa maldita distancia.  

Del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora